viernes, 16 de octubre de 2009

De civilitate morum puerilium II

Tryna Middleton vivía en Cleveland, tenía 14 años de edad y cursaba el último grado de secundaria... No se graduaría jamás: el viernes 21 de septiembre de 1984 la violaron y fue asesinada. El 16 de septiembre del año siguiente, el acusado, Rommel Broom, fue declarado culpable y condenado a muerte. Desde entonces, el hombre permaneció en la Penitenciaría Estatal de Ohio. El pasado 15 de septiembre, un cuarto de siglo después del crimen, personal especializado de la Southern Correctional Facility, en Lucasville, procedió a concretar la sentencia. La técnica, inyección letal. Este domingo, leí en El país un documento fechado el 17 de septiembre; es devastador: se trata de la declaración de Rommel Broom, en la que narra cómo, luego de 18 jeringazos, sobrevivió al procedimiento. El relato, extraordinariamente lúcido y bien redactado, se estructura en 31 párrafos, y concluye así: “Me veo obligado a recordar constantemente el hecho de que la semana próxima tendré que sufrir la misma tortura que el Estado de Ohio me infligió el martes 15 de septiembre de 2009, porque no ha habido ningún cambio en el protocolo de ejecución de Ohio y no ha habido ningún cambio en mis venas. El declarante no tiene nada más que decir.” Efectivamente, al ser enterado de que durante tres horas intentaron, sin conseguirlo, asesinar al sentenciado, el gobernador Ted Strickland decidió posponer la ejecución. Rommel Broom sigue vivo; hace unos días se decidió que será hasta noviembre que un tribunal se reúna para dictaminar su futuro.

¿Todo esto es civilizado? ¿Retrata a Occidente o es una desviación, un lunar de barbarie? Norbert Elias ayuda a comprender (El proceso de la civilización, 1987): “El concepto de ‘civilización’ se refiere a hechos muy diversos: tanto al grado alcanzado por la técnica, como al tipo de modales reinantes, al desarrollo del conocimiento científico, a las ideas religiosas y a las costumbres…, puede referirse a la forma de las viviendas o a la forma de la convivencia entre hombre y mujer, al tipo de las penas judiciales o a los modos de preparar los alimentos. Para ser exactos, no hay nada que no pueda hacerse de una forma ‘civilizada’ y de una forma ‘incivilizada’…”


En Estados Unidos, muchos blogs y periódicos en línea han dedicado espacio a la fallida ejecución de Rommel Broom. La catarata de comentarios de los ciberlectores no ha cesado, la gran mayoría en el mismo sentido. Una muestra: So his veins did not cooperate. Onto plan B: Either a noose around his neck or a bullet in his head. Either is acceptable; just get rid of this creep! Esto es, ahorcándolo o pegándole un tiro, como sea, simplemente hay que deshacerse de esa basura.

Quizás tal sea la gran contrariedad civilizatoria: cómo diablos deshacernos de la basura, de lo que somos o es parte de nosotros pero que nos disgusta … Regreso a Elias: “… si se trata de comprobar cuál es, en realidad, la función general que cumple el concepto de ‘civilización’..., llegamos a una conclusión muy simple: este concepto expresa la autoconciencia de Occidente… Con el término de ‘civilización’ la sociedad occidental trata de caracterizar aquello que expresa su peculiaridad y de lo que se siente orgullosa…” Autoconciencia y orgullo: autoestima.

Conciencia de sí: tanto como el aparato legal y judicial que lo condenó a muerte y no ha podido ejecutarlo, Rommel Broom, violador y homicida, forma parte de la civilización occidental del siglo XXI. Ello nos puede provocar muchas cosas, pero no orgullo. Entonces, ¿cómo deshacerse de esa basura en forma civilizada? Hace casi quinientos años, Erasmo de Rotterdam ofrecía respuestas al mismo cuestionamiento.

La Real Academia de la Lengua Española establece que el vocablo basura tiene seis acepciones: suciedad, desechos o desperdicios, lugar de residuos, estiércol, “cosa repugnante o despreciable”, y adjetivo para calificar algo como de baja calidad. La basura que más le preocupaba a Erasmo en su De civilitate morum puerilium (1530) era toda aquella que la Naturaleza nos depara irremediablemente: el excrementum, esto es, todos los residuos metabólicos que produce el organismo. Un solo ejemplo: “Recoger en pañizuelos el excremento de las narices es decente, y eso, volviendo de lado por un momento el cuerpo…” Cuidado, la postura del humanista no debe reducirse a una sencilla oposición entre Cultura y Natura; he aquí una clara muestra: “Los hay que aconsejan que los niños, comprimiendo las nalgas, retengan el flato del vientre; pero por cierto que no es civilizado, por afanarte en parecer urbano, acarrearte enfermedad”. La alegoría escatológica queda, pues, a tiro…, pero me contengo.

Termino recordando que creep, que traduje como basura, también significa, además de “persona repugnante”, una “sensación inquietante como la causada por los reptiles de los insectos sobre la propia carne, en particular un sentimiento de aprensión o de horror”. Algo así como el malestar de la barbarie.


REPORTAJE: PENA DE MUERTE PRESIDIO DE LUCASVILLE (OHIO)
18 pinchazos no mataron a Romell Broom
Declaración del hombre que sobrevivió a su propia ejecución

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