viernes, 22 de enero de 2010

Desde Adán, todos son mentirosos

1. No es cuento lo que voy a contarte: ocurrió realmente. Un hombre, de quien no vale la pena referir su nombre, alguna vez interrogó a un amigo suyo, él, asiduo lector de novelas: “¿Cómo puedes dedicarte a leer mentiras?” Más que un cuestionamiento, aquello era una increpación, la cual se descaró con el argumento que siguió a la pregunta: “Yo solamente leo historia. Y hay tanto escrito sobre lo que realmente ha sucedido que leer ficción francamente me parece una pérdida de tiempo”.

2. Adán Gorozpe, parafraseando a su cuñado Abelardo Holguín, dice: “Andamos sin rumbo. Hemos perdido la fe en todo. El gobierno no da pie con bola. Los partidos se pelean entre sí y no proponen nada. Los parlamentos son lugares para dormir la siesta, asaltar tribunas y desplegar mantas. Los gobiernos estatales están, muchos de ellos, controlados por el narco o sometidos a la fuerza armada de Adán Góngora. El turismo ya no viene, espantado. El precio del petróleo se cae. La frontera: los migrantes ya no emigran y en México no hay una oferta de trabajo indispensable aunque todo requiere construcción o reconstrucción…” Abelardo es hijo de don Celes, el Rey del Bizcocho, y ambos, junto con Adán Gorozpe y Adán Góngora no existen ni han existido en formato carne y hueso: todos ellos son personajes de Adán en Edén, la novela más reciente Carlos Fuentes (Anagrama, 2009). No es historia, es ficción.

3. Epiménides, un señor dedicado a filosofar, profetizar y soñar –la tradición dice que permaneció dormido durante la friolera de 57 años, aunque Plutarco, quizá más realista, reportó que sólo fueron 50– nació en Cnosos, Creta, hace unos 27 siglos. Se atribuye a Epiménides haber afirmado: Todos los cretenses son unos mentirosos. Siendo él mismo originario de Creta, ¿decía Epiménides la verdad?


4. El novelista mexicano más importante nació en la ciudad de Panamá, el 11 de noviembre de 1928. Así, en septiembre de 2009, cuando su libro Adán en Edén salió de la imprenta, Carlos Fuentes tenía 81 años. Adán Gorozpe, el protagonista de la novela, se inquiere a sí mismo: ¿por qué hay hombres que sobreviven más allá del cálculo “normal” de la vida –¿setenta, ochenta años? –, perdiendo, es cierto, muchas facultades pero preservando o, acaso, ganando otras, inéditas hasta entonces? Da pena ver a hombres que fueron vigorosos, argumentativos, hasta peleoneros, reducidos a la mudez y a la silla de ruedas... ¿No valdría la pena, mejor, morir que llegar a esos extremos de humillación?


5. En el siglo IV a.C., Eubulides de Mileto, un filósofo de la Escuela de Megara, sobresalió por
sus dotes en el campo de la erística –el arte de discutir y salir victorioso, teniendo o no la razón, defendiendo o no la verdad–, y por haber formulado varias paradojas. De hecho, a Eubulides se atribuye la paradoja del mentiroso: Un hombre dice: “Lo que estoy diciendo ahora es una mentira”.

6. El protagonista de Adán en Edén, advierte respecto a lo que está contando al lector: No, esta no era la pesadilla. Era la realidad. Y Adán Góngora, el antagonista de la novela, es nombrado por el gobierno para imponer una semblanza de orden en el creciente caos de la República. Contundente, declara: Todos sabemos que la seguridad nacional es insegura.


7. Insolubilia, así llamaban durante la Edad Media a la paradoja del mentiroso.


8. Se lamenta Adán Gorozpe: Desconozco. Me perturba desconocer. Sobre todo desconocer lo que creía saber. ¿Por qué usan anteojos negros mis colaboradores?


9. La del hombre enmascarado, otra de las paradojas de Eubulides de Mileto: “¿Conoces al hombre enmascarado?”, pregunta A. “No”, responde B. “Pero es tu padre. Entonces, ¿no conoces a tu padre?”


10. El protagonista / narrador de la última novela de Carlos Fuentes / narrador reflexiona sobre Narciso, el mítico enamorado de su propio reflejo: Él no sabe que esto es un privilegio divino, envejecer y envejecer, pero sin nunca ver el reflejo del paso del tiempo. Saberse viejo quizá, pero jamás verse viejo.


11. En su epístola a Tito, San Pablo trae a cuento, sin mentar su nombre, a Epiménides de Cnosos: Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos. ¿Es confiable el juicio de un cretense, si los cretenses siempre mienten?


12. Hace unos días, el primer mandatario de X acusó a sus connacionales: “Ustedes son unos criticones que siempre exageran cuando hablan de nuestro país.” ¿No estaría exagerando?


13. Abelardo Holguín, escritor y personaje de Adán en Edén de Carlos Fuentes, le dice a su cuñado: Todo se derrumba... No hay concierto. Las fuerzas del orden sólo crean más desorden. No hay autoridad. Los criminales se burlan del gobierno. Los criminales se vuelven, donde pueden, gobierno... Se están apoderando del país. ¿No estará exagerando?

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