jueves, 11 de febrero de 2016

Las reglas de un reseñista según John Updike


Las reglas que John Updike se impuso a sí mismo a la hora de escribir crítica literaria —traduzco de un pasaje inicial de su libro Picked-Up Pieces (1975)— son cinco y pilón:

1. Trata de entender lo que el autor quería hacer, y no le eches la culpa de no lograr lo que él jamás intentó.
2. Provee los suficientes extractos textuales de la obra —al menos un pasaje extenso—, de tal manera que el lector de tu reseña pueda formar su propia impresión, puede obtener su propio gusto del libro.
3. Confirma tu opinión acerca del libro con una cita textual del mismo, pero sólo si es un pasaje largo, en vez de proceder usando précis difusos.
4. Muestra un sencillo resumen de la trama, pero no reveles el final del libro.
5. Si juzgas el libro deficiente, en la misma línea cita un ejemplo virtuoso de la misma obra o de alguna otra del propio autor. Trata de entender el fracaso. ¿Estás seguro de que es suyo y no tuyo?
A estas cinco reglas concretas podría añadirse una sexta más vaga, que tiene que ver con el mantenimiento de una pureza química en la reacción entre el producto y el tasador. No aceptes para su revisión un libro que estás predispuesto a rechazar, o comprometido por amistad a decir que te gusta. No te imagines a ti mismo como el defensor de una tradición, el ejecutor de las normas de un partido, o un guerrero en cualquier batalla ideológica, un oficial de correcciones de ningún tipo. Nunca, nunca ... trates de poner al autor “en su lugar”, haciendo de él un peón en un concurso con otros colaboradores. Reseña un libro, no la reputación de alguien. Es mejor alabar y compartir que culpar y prohibir. La comunión entre el reseñista y su público se basa en la presunción de ciertas alegrías posibles de la lectura, y todas nuestras discriminaciones debe dirigirse hacia ese fin.

Por supuesto, suscribo todas…


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