sábado, 28 de septiembre de 2019

Urgente / importante


… la paradoja consiste en que el mal le llega al hombre
por la misma urgencia de victoria heroica sobre el mal
Ernest Becker, Escape from Evil.

… en mi urgencia expuse todo tan rápido que me he demorado.
Sócrates (Platón, La República)



No recuerdo ningún momento en ninguno de los Diálogos de Platón en el que Sócrates haya tenido que posponer una conversación por haber tenido que ir a atender alguna urgencia.
¿Puede haber urgencias fútiles?
Nos encanta disfrazar las futilidades de urgencias y vivir rodeados de ellas para luego quejarnos… Por cierto, revisa tu celular, quizá te llegó un mensaje urgente.
En nuestro mundo contemporáneo, el sentido de la urgencia es omnipresente. El capitalismo globalizado lo impone; su expresión última es el crecimiento económico. Desde su perspectiva, no hay nada más importante que lo urgente.
¿Si no es urgente no es importante?
“La prisa es casi siempre una manifestación de necesidades humanas ficticias”, afirma el sueco Henning Mankell, y lo dice en un libro, Arenas movedizas, que comenzó a escribir días después de que le diagnosticaron un cáncer muy avanzado en los pulmones.
 Es imposible atender urgencias de manera elegante.
 La importancia es una de las cualidades más antipoéticas que existen.

Pasión sin urgencia no pasa de mala retórica.
Erotismo: demorar lo urgente.
Puedo imaginar amores urgentes, pero no importantes: hablar de amores importantes es normalmente una mentira (“Fue un amor importante en mi vida”) o, en el mejor de los casos, una fea redundancia.
El deseo es siempre urgente si no, no lo es. En cambio, reflexionar en la importancia de satisfacer un deseo, lo mata: la importancia apaga, la urgencia enciende.
“El mundo de lo íntimo es el de los deseos sin tregua ni cálculo, un mundo de violencia y urgencia absoluta, de soberanía ilimitada” (Fernando Savater, Diccionario filosófico).
La urgencia seduce, la importancia aburre.
La urgencia excreta; la importancia inhala, exhala.
Aunque lo sexy siempre desata urgencias, nunca termina siendo importante.
Siempre vale la pena prologar lo importante… “Siéntate, mira, quiero conversar contigo sobre algo importante… ¿Quieres un café, un té?”
Lo urgente, para serlo, tiene que presentarse in media res e, ipso facto, resultar indemorable. Si soporta preámbulo, no es urgente.
Uno puede escribir: “Enseguida abordaremos una de las cuestiones más importantes de este estudio…” En cambio, sería redomadamente estúpido enunciar: “En la siguiente frase hallará el amable lector un mensaje de carácter indiscutiblemente urgente, que será preciso que atienda en consecuencia: ¡Fuego!”
Lo urgente no soporta antesalas. No hay nada más monstruoso que una sala de espera en el área de Urgencias.
Toda urgencia es efímera.
Según el narrador John le Carré, “urgente es igual a efímero, y efímero es igual a sin importancia”.
Alguien puede andar urgido, incluso estar urgido, pero no ser urgido… A menos de que sea urgido a algo…
Cualquiera puede darse importancia o al menos intentar hacerlo. Nadie puede darse urgencia a sí mismo. La calidad de urgente llega de fuera; la de importante, emana.
Darle a algo poca importancia o Darle a algo mucha importancia sólo expresa una ingenuidad.
Pluralidad mata urgencia: es angustiante cuando alguien te llama para ponerte al tanto de una urgencia… En cambio, resultaría enfadoso, si acaso, si alguien te llamara para hablarte de “una serie de asuntos urgentes”.
Lo importante puede llegar a empujar. Lo urgente, arrastra. En Puerto Rico y República Dominicana, urgencia se dice ajoro. Ajoro significa apremio, prisa, urgencia. Deriva de ajorrar, vocablo que procede del árabe yorro, “arrastrar”. Si uno ajorra o ajora a alguien, lo apresura: ajorrar es “llevar por fuerza gente o ganado de una parte a otra”.
La importancia por excelencia es trascendente. La urgencia por excelencia es de vida o muerte. Canta Homero:
Pero hay una necesidad urgente que oprime a los aqueos:
ahora sí que está sobre el filo de la navaja para todos
los aqueos la luctuosa ruina total o seguir con vida.
(Ilíada X; 172-174)
La importancia impone; la urgencia aprieta, oprime. Urgir es apremiar. Apremiar significa compeler a alguien a que haga algo con prontitud, y, en segunda acepción, oprimir, apretar.
¿Es la sección de Urgencias de un hospital la más importante?
Nadie le da importancia a la urgencia con la que hoy todos necesitamos un poco de tranquilidad.
Lo importante nunca apremia:
            - Cuando tengas tiempo me llamas, ¿sí?
            - ¿Es urgente?
            -No, no, cuando tengas tiempo. Quiero platicarte con calma algo importante.
Aunque toda necesidad es importante, hay algunas prorrogables; no todas son urgentes.
Mao Tse-Tung exageró un poco cuando advirtió que lo urgente atenta contra lo necesario, pero hay que comprenderlo, tenía urgencia de realizar una revolución cultural.
“Tareas urgentes del momento”, un pleonasmo.
Aforismo urgente de Salvador Elizondo: “La filosofía no admite sistematización más que en el caso de los problemas que no tienen ninguna importancia”.
Tengo algo urgente que soñar.
Antes de cerrar los ojos, recuerdo un aforismo de Karl Kraus: “¿Cuándo tendré tiempo para no leer tantas cosas?”

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