miércoles, 9 de marzo de 2022

Sabemos más de lo que creemos


Kurt Wallander ya es abuelo. Ahora investiga la desaparición y posible asesinato de un matrimonio de viejos, los von Enke, Håkan y Louise. Se trata nada menos que de sus propios suegros, los padres de Hans, con quien Linda, la hija única del policía sueco, ha comenzado una familia. Esto ocurre en el último caso de Wallander narrado por Henning Mankell (Estocolmo, 1948-2015), el libro diez de la serie: El hombre inquieto (2009). Ya cerca del final de la novela, página 487 de 590, Wallander de pronto cae en la cuenta de que ha decidido que tiene que hablar de nuevo con su nuero. No es que quiera interrogarlo precisamente, porque ni sospecha de él ni tampoco cree que le haya mentido antes, más bien es que está seguro de que el padre de su nieta puede saber algo importante que hasta ahora no le ha dicho, no por afán de ocultarlo sino porque no sabe que lo sabe: “… la gente siempre sabe más de lo que cree sobre los sucesos, por observaciones que han hecho de forma inconsciente.” Así que su propósito es plantarle una serie de cuestionamientos para ayudarlo a tomar conciencia de lo que, sin saberlo, sabe. En efecto, buena parte de lo que llamaos intuición no es nada más que la súbita toma de conciencia de algo que en realidad sí sabíamos. Intuir, según la RAE, significa “percibir íntima e instantáneamente una idea o verdad, tal como si se la tuviera a la vista”.  Pues ahí suele estar mucho del conocimiento, a la vista, pero no nos atendemos.

 


Cuando transitábamos por lo peor de la pandemia, meditaba aquí sobre la importancia de saber que no se sabe. Saber que no se sabe es de sabios, decía. También entonces el acicate había sido un pensamiento lúcido del inspector Kurt Wallander -terminaba de leer por aquellos aciagos días La falsa pista (1995), la quinta entrega de la saga-. Hoy en la noche terminaré la última novela y me queda claro que no es una casualidad el que ambas reflexiones se las deba a Mankell. En todas las novelas de la serie Wallander el novelista sueco enfoca buena parte de la trama en los vericuetos que tiene que pasar el pensamiento del policía para poder solucionar los casos a los que se enfrenta. Podría decir que en este sentido se trata de novelas negras epistemológicas. El día que te decidas a leerlas, te recomiendo que lo hagas en orden:

 

1)    Asesinos sin rostro (1991)

2)    Los perros de Riga (1992)

3)    La leona blanca (1993)

4)    El hombre sonriente (1994)

5)    La falsa pista (1995)

6)    La quinta mujer (1996)

7)    Pisando los talones (1997)

8)    Cortafuegos (1998)

9)    Huesos en el jardín (2002)

10) El hombre inquieto (2009)

 

También, en 1999, Henning Mankell publicó un libro de relatos, La pirámide, en los que cuenta  algunos episodios  de la vida del joven Wallander, es decir, previos a la primera novela.




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