domingo, 25 de agosto de 2024

Freud re-estandarizado

 

 

… es a veces en nuestro ocio, en nuestros sueños,

cuando la verdad sumergida sube a la superficie.

Virginia Woolf, Una habitación propia.

 

 

A los treinta años, Adeline Virginia Stephen (1882-1941) se casó y cambió de nombre: comenzó a usar el que le deparó su matrimonio con el feraz economista Leonard Woolf (1880-1969): Virginia Woolf.



Los Woolf formarían parte del Bloomsbury Set, el influyente grupo de intelectuales y artistas al que pertenecían el también economista John Maynard Keynes (1883-1946), el novelista E. M. Forster (1879-1970), la pintora Vanessa Bell (1879-1961) —hermana de Virginia—, el crítico Desmond MacCarthy (1877-1952)… Entre los cercanos al Bloomsbury Set podemos contar a T. S. Eliot (1988-1965), a la polifacética Vita Sackville-West (1892-1962) —poetisa, narradora y diseñadora de jardines—, a la bailarina rusa Lidia Lopujova (1892-1981) —durante algún tiempo esposa Keynes—, a la pintora Dora Carrington (1893-1932) —pareja de otro integrante nuclear del grupo, el escritor Lytton Strachey (1880-1932)… A matrimonio Woolf debemos la creación de una importantísima empresa cultural, la editorial Hogarth Press. El año inicial, 1917, solamente publicaron Two Stories, un librito ilustrado por Carrington con dos cuentos: Three Jews y The Mark on the Wall, firmados por Leonard y Virginia, respectivamente.


Publicación de Hogarth Press, Walter Sickert: una conversación, de Virginia Woolf, con diseño de portada de su hermana Vanessa Bell.

Un año después editaron dos libros, al siguiente cinco… Para 1927 su catálogo ya contaba con más de 150 títulos, y para 1946, 527. Hogarth Press publicó a varios integrantes del Bloomsbury Set, traducciones del ruso y del alemán, ediciones príncipe de obras contemporáneas fundamentales —por ejemplo, Paris: A Poem de Hope Mirrlees (1887-1978), The Waste Land de Eliot (1923), A letter to Madam Blanchard, de Forster (1931)…—. La editorial también publicó las obras completas de Sigmund Freud (1856-1939) en inglés, edición que se convertiría en la edición estándar de los textos del neurólogo austriaco.



La edición inglesa de Hogarth Press de los textos de Freud fue un proyecto grandioso emprendido por el psicoanalista londinense James Strachey (1887-1967) —hermano de Lytton— y su esposa, también psicoanalista ella, Alix Sargant-Florence (1892-1973). Los Strachey contaron con el respaldo nada menos que de la hija del padre del psicoanálisis, Anna Freud (1895-1982). La publicación se realizó a lo largo de más de diez años, entre 1953 y 1966 —excepto el último volumen, el 24, que data de 1974—. Durante décadas, la comunidad psicoanalítica internacional ha tomado la edición de Strachey como la referencia estándar para el estudio de Freud. Su canónica aceptación radica en la rigurosidad de la traducción, su exhaustividad, la pertinencia del aparato crítico y la claridad de la presentación.



Entiendo que la primera edición francesa de las obras de Freud se remonta a 1929 —editorial Payot—. La traducción fue realizada por un equipo encabezado por una sobrina bisnieta de Napoleón, Marie Bonaparte (1882-1962), princesa de Grecia y Dinamarca, y discípula directa de Freud. En italiano, la primera edición de las obras completas de Freud comenzó a publicarse en 1953 —editorial Boringhieri—, bajo la dirección de Cesare Musatti (1897-1989), pionero del psicoanálisis italiano. En 1925, en un texto introductorio a la traducción al ruso de Más allá del principio del placer, Vygotski (1896-1934) y Luria (1902-1977) informaban: “durante los años recientes, casi todas las obras de Freud han sido traducidas al ruso y publicadas”. Casi… En fin, así que es muy posible que no sea un desplante lejano de la verdad la afirmación de Juan Manuel Martín Arias y Lorenzo Gallego Borghini en el sentido de que “el castellano fue el primer idioma al que se tradujeron las obras completas de Sigmund Freud”. Se refieren, claro, al trabajo de Luis López Ballesteros y de Torres (1896-1938) para la editorial española Biblioteca Nueva —fundada por José Ruiz-Castillo (1875-1945) en 1916—, a petición expresa de Ortega y Gasset (1883-1955). Con todo, esta edición, publicada en 1922, no es la más usada en nuestro idioma por los estudiosos del psicoanálisis freudiano, sino la de editorial Amorrortu, con la traducción directa de los textos en alemán que realizó el argentino José L. Etcheverry (1942-2000), pero tomando para sí el ordenamiento —los mismos 24 tomos—, comentarios y notas de James Strachey para la edición estándar. Así que el acontecimiento editorial acaecido hace unas semanas impacta a las comunidades psicoanalíticas de habla inglesa y de habla española.

 

Efectivamente, desde principios de junio pasado cualquiera puede comprar —27 mil pesos en papel, 31 mil pesos en formato kindle— la nueva edición revisada de las obras completas de Sigmund Freud. El sello editorial ya no es Hogarth Press, sino Rowman & Littlefield Publishers. The Revised Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud se basa en la traducción de James Strachey, con nuevas revisiones y traducciones.



Se oferta con la promesa de que aclara algunas ambigüedades léxicas y conceptuales con extensas notas y comentarios editoriales, e incorpora material no incluido en la edición estándar —56 ensayos y cartas—. La empresa se realizó por encargo de la Sociedad Psicoanalítica Británica —coeditora—, gracias a décadas de deliberación académica sobre la traducción de Strachey. La coordinación de todo estuvo a cargo del psicoanalista sudafricano, Mark Solms (1961), cuyas adendas y cambios a la traducción original se distinguen. “Los lectores pueden examinar lo que Strachey contribuyó antes de las revisiones junto con las actualizaciones, nuevas traducciones, anotaciones y comentarios de Solms, poniendo en diálogo de manera colectiva el texto de Freud y la traducción de Strachey con cinco décadas de investigación, incluidos los avances más recientes en el campo.” Hay mucho que decir acerca de la trayectoria de Solms; sirva para incentivar la curiosidad por futuras entregas que se considera el primero en emplear el término neuropsicoanálisis.

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