PROFESOR: En la Academia predomina la disfunción eréctil. Cinco de cada tres miembros la padece.El montaje apenas llevaba unos pocos minutos y todos los que integrábamos el afortunado respetable, menos de cien personas, ya estábamos a tono: se nos venía encima una catarata de ironía…
ESPOSA: ¿Cinco de cada tres?
PROFESOR: Tienen un sobrante metafísico, para penes futuros. Penes que aún no reclutan.
ESPOSA: Está en silla de ruedas. Dispone de perfecta invalidez para entrar a la Academia.
Viernes de la semana pasada, noche de estreno en el Teatro de Santa Catarina, el pequeño gran foro que la UNAM tiene en Coyoacán. El filósofo declara, la más reciente pieza dramática de Juan Villoro (Ciudad de México, 1956). Palos al acartonado mundo de la academia universitaria, pero también cubetazos de ácida agudeza al pachorrudo México Bicentenario y su clase gobernante:
PROFESOR: Vivimos en un país experimental. Los mandatarios abren un libro y sienten vértigo. Padecen laberintitis ideológica. Les preguntan cuáles son sus convicciones, qué ideas defienden, qué marco teórico los respalda y sienten que la tierra se abre.Entre el público, algunos escritores, Carmen Boullosa toda de negro y el propio dramaturgo, que no perdonó ni a los de su estirpe:
PROFESOR: … Los escritores son de una vanidad abyecta. Odio las novelas, ese bazar de lo concreto. Para leer filosofía en alemán basta conocer conceptos. Para leer literatura en alemán hay que saber cómo se dice pus.
Y en el escenario, la artistiada, un reparto de primera: el Profesor es interpretado por Arturo Ríos (Entre Pancho Villa y una mujer desnuda); como su esposa, Pilar Ixquic Mata (Arráncame la vida); Emilio Echevarría (Amores Perros) encarna a Bermúdez, el Presidente de la Academia Mexicana de Filosofía; como Pilar va Fabiana Perzabal (Bienes raíces, Once TV), y Edgar Parra le da vida al Chofer. Todos dirigidos por Antonio Castro. Teatreros netos…
PROFESOR: … Además, ¡sí soy prejuicioso! En natación dominan los blancos y en basquetbol los negros. ¿Crees en Darwin? La filosofía no es para las especies menores. ¡O eres guatemalteco o eres metafísico! No se puede ser las dos cosas. Cometí el error de ser filósofo en un país en donde la mente se corrige a balazos.Muy propia, en la primera fila, pegadita a los histriones, toda fashion ella, Denise Maerker se ocupaba en mostrar cómo se divierten los famosos recatados, mientras arriba, hasta el fondo, a carcajada batiente un par de escandalosos que no he visto nunca en la tele irrumpía constante: ella, lentes de pasta CK, a cada estertor catapultaba desde la butaca toda su alegría. En el escenario, mirando a un falso horizonte, el Profesor recuerda Aguascalientes: Los atardeceres del desierto tienen un tono violáceo. Al fondo, los cerros se cubren de sombras azules.
El filósofo declara es una pieza teatral en dos actos. Un divertidísimo pinponeo de diálogos mordaces. Una sátira tramada a brincos entre las grandes abstracciones, ésos conceptos que se escriben con mayúsculas, en la que Villoro integra hábilmente recursos del thriller y del teatro de enredos. Pero, ciertamente, ni cómo negarlo, para desternillarse a gusto, el espectador ocupa mínimo prepa, y bien cursada…
PILAR: Sí. Wittgenstein le enseñaba a Russell…Al igual que en su primera obra de teatro publicada, Muerte parcial, que también se estrenó en el Santa Catarina, Juan organiza en el tablado un inteligente juego de matrioskas, en el que en una representación teatral encierra a otra… Desconfía de las apariencias, reverbera a cada rato el montaje. La realidad no pasa de ser un sitio en el que se bebe Fanta. Con todo, de todas las caras de la pieza, me quedo con la única luz que deja ver dentro de la caverna…
PROFESOR: Al revés.
PILAR: Perdón, vas a creer que soy una ignorante. No sé mucho de filosofía.
PROFESOR: Nadie sabe mucho de filosofía.
ESPOSA: Salvo su eminencia.
PROFESOR: La filosofía no es algo que se sepa mucho, es un modo de pensar.
ESPOSA: ¿Sigues trabajando en la división mente-cuerpo?Y sí, quizá la matrioska más pequeña de El filósofo declara, la que está oculta por todas las demás, sea sencillamente la renovación de una apuesta muy vieja, quizá la única por la que siga valiendo la pena arriesgar todas las canicas.
PROFESOR: La he trabajado con usted.
PROFESOR: Los afectos valen más si son escasos. Si digo que te quise eso significa mucho más que si lo dices tú.Obscuridad, aplausos. Al término, vino de honor en vasitos de plástico… y Fanta de naranja. Ni Bartra ni Villoro, otro sociólogo, subraya: A pesar de todo, quedan oasis en este país… ¡Y pensar que la mayoría prefiere ir a ver El pelón en sus tiempos de cólera!
BERMÚDEZ: Claro, porque eres un ojete.
PROFESOR: El afecto de un ojete vale más.
fÍJATE CABRÓN, QUÉ CHINGÓN, LO QUE MÁSD ME GUSTÓ FUE LO DE LAS MONTAÑAS AZULES
ResponderEliminarMGC