lunes, 25 de marzo de 2019

Oso cínico

The bare necessities of life will come to you
They'll come to you!
Terry Gilkyson, The bare necessities.


Luciendo una huallca negra, guapísima, salerosa, Barbra Streisand entregó el Academy Award for Best Original Song correspondiente a 1968. Aunque ni escribió la letra ni compuso la música, la estatuilla la recibió Sammy Davis Jr., quien acudió en nombre de su amigo, Leslie Bricusse. Talk to the Animals, el tema galardonado, forma parte del musical de feliz olvido Doctor Dolittle, una comedia plagada de bestias. Entre las nominadas al Óscar para la mejor canción se quedaron una de Quincy Jones, otra de Burt Bacharach, y una obra maestra de Terry Gilkyson incluida en el decimonoveno largometraje animado de Walt Disney, El libro de la selva.
           
La de los estudios Disney fue la segunda versión cinematográfica de The Jungle Book, el conjunto de relatos publicados por Kipling en 1894 —la primera, la de los hermanos Korda, data de 1942—. En la cinta animada, la voz del virtuoso Baloo, un oso bezudo de la India (Melursus ursinus), corrió a cargo del jazzista Phil Harris; a él le tocó interpretar la canción de Terry Gilkyson: The bare necessities… ¡Titulazo, claro!, porque aquí hay que traducir bare como básicas, es decir, Las necesidades básicas o mínimas, pero bare se escucha igual que bear, es decir oso: Las necesidades del oso:
Look for the bare necessities
The simple bare necessities
Forget about your worries and your strife
I mean the bare necessities
Old Mother Nature's recipes
That brings the bare necessities of life…
Además de la interpretación de Phil Harris, que es bastante buena, tiempo después Tony Bennett grabaría la suya; sin embargo, la mejor de todas, de lejos, es la de Louis Armstrong. Bueno, en inglés… Desconozco quién tradujo The bare necessities para la película doblada al español, pero quien lo haya hecho lo hizo muy bien. Cuando le tocó personificar a Baloo, Tin Tan aconsejó al pequeño Mowgli: “Mira, fíjate bien, amiguito… Todo lo que tienes que hacer es…”:
Busca lo más vital, no más,
lo que es necesidad, no más,
y olvídate de la preocupación.
Tan sólo lo muy esencial
para vivir sin batallar
y la naturaleza te lo da.
La postura de Baloo suele vincularse con la de Timón y Pumbaa —Hakuna Matata—; de acuerdo, pero miremos mejor hacia atrás, más de veinte siglos atrás, porque The bare necessities es un himno a la filosofía cínica.
Lo más vital en esta vida
lo tendrás.
¿Yo lo tendré?
Te llegará.
En su ensayo sobre la historia del cinismo, El libro sobre el tema (A History of Cynicism. From Diogenes to the 6th Century A.D. Methuen. London, 1937), Donald R. Dudley explica que desde hace mucho ha habido quienes piensan que el cinismo, más que una filosofía, es una postura ante la vida. Por ejemplo, cuenta que el emperador romano Flavio Claudio Juliano, El Apóstata (331-363 d. C.), pensaba que el cinismo “se ha practicado durante todas las épocas…, y no requiere ningún estudio especial”. Por su parte, el autor sostiene que la filosofía cínica comenzó en un momento histórico específico, en el siglo IV a. C., con Diógenes de Sinope: “el cinismo es la expresión griega más característica de la crítica al mundo como feria de vanidades, la reacción lógica a sus valores, y del deseo de retorno a una vida basada en demandas mínimas”. Si bien perduró a lo largo de toda la Antigüedad, “es un fenómeno que puede encontrarse en diferentes etapas de la civilización occidental; las causas que lo han impulsado en distintos períodos han sido la injusticia política y económica, el entusiasmo religioso, o la reacción al sobre-desarrollo de la civilización urbana”.
Busca lo más vital, no más,
lo que has de precisar, no más.
Nunca del trabajo hay que abusar.
Si buscas lo más esencial
sin nada más ambicionar
mamá naturaleza te lo da.       
Baloo no es flojo, más bien se ejercita en la contención; actúa y predica como lo hace porque juzga que más allá de lo esencial todo es vanidad. ¿Vanidad? Vanitas, en el sentido de ilusorio y falso, de vano, vacuo, vacío. “Vanidad de vanidades, dijo el predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Eclesiastés 1:2). Donald R. Dudley señala que quien haya escrito estos versículos “fue, como los cínicos, un producto de la era helenística, un tiempo en el cual los viejos estándares fueron desechados, y el individuo fue puesto a merced de fuerzas caprichosas e indomables”. Diógenes y los cínicos que le siguieron “son representantes de un estándar de vida que a nosotros nos resulta desconocido: el estándar del mínimo”. Vivir sólo con lo necesario, con lo básico, y no por carencias, sino por decisión, para no arriesgar la autonomía puesto que todo es tornadizo, mutable.
Y el tiempo no pierdas nunca en buscar
cosas que quieras que jamás encontrarás.
Pues ya verás que no te hace falta
y aún sin él tú sigues viviendo…        
El exilio, la esclavitud, la pérdida de la hacienda y del hogar era frecuentes temas de las diatribas cínicas, puesto que eran terrores atizados por posibilidades reales. Durante la Antigüedad, sobre todo antes de la pax romana, se vivían impensables niveles de inseguridad. “La esclavitud resulta tan remota que nos es difícil de comprender el terror cotidiano que podían sufrir los griegos durante aquel período. Sólo hay que considerar cuán poderosos eran los piratas en el Mediterráneo hasta su represión por parte de Pompeyo, para entender que cualquier navegante corría un alto riesgo de ser capturado y vendido como esclavo… En el mundo heleno el exilio existía no sólo como una forma común de castigo, sino también como uno de los riesgos con que normalmente debía vivir los políticos. Durante este período, varias ciudades fueron completamente destruidas, como Tebas por Alejandro, Lébedo y Colofón, por Lisímaco…, y Corinto por los romanos”. Así que si estás vivo, necesariamente tienes al menos lo más vital…, no tengas nada más, recomienda Baloo, y nada entonces podrán quitarte.

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