lunes, 24 de abril de 2023

¿Racismo estadístico o nada más mala leche?

  

La noche del jueves, durante el primer debate entre las señoras aspirantes a la gubernatura del Estado de México, poco, muy poco faltó para que la conductora de Foro TV, Ana Paula Ordorica, se pusiera a echarle porras a la abanderada del PRIAN. A menos estuvo de aventarle el micrófono a la candidata de la 4T. El evento no fue organizado como un encuentro parejo entre las dos postulantes, sino como una celada a la puntera, la texcocana Delfina Gómez. Además de interrumpirla nueve veces, más que preguntas, la empleada de Televisa le dirigió reproches y regañinas, e incluso se animó a polemizar directamente con la candidata de Morena. En un momento dado, toda rubia ella y enunciando con esa conocida entonación que tanta fama ha dado a las instituciones académicas donde estudió, el ITAM y la Ibero, la señora Ordorica acometió a la maestra Delfina —transcribo textualmente—:

 

— Este enfoque tan específico en los pueblos indígenas, en estas propuestas de cultura y de recreación… Sabemos que el Estado de México es un estado muy plural, muy diverso; hay clases altas, medias, bajas, y esta propuesta se enfoca solamente en una parte de la población que representa, según el Censo de Población y Vivienda 2020, el 2.6% de la población del Estado de México… Aunque sea pequeña, claro que importa, pero quisiera saber si hay más propuestas para otras poblaciones, ya hablado usted de algunas, y si en ese sentido se puede pensar en repensar en la reapertura de las escuelas de tiempo completo y de las estancias infantiles.

 


Dudo que la inmoderada moderadora sepa que los resultados censales del 2020 no indican lo que dijo, que el 2.6% de la población del Estado de México es indígena. Su lectura de los datos es incorrecta. Lo que señalan las cifras censales es otra cosa, que el 2.6% de la población de 3 años y más habla una lengua indígena. Ahora, ¿entenderá la señora fan de la señora Del Moral que ser indígena y hablar una lengua indígena no es lo mismo? Quizá los siguientes datos le arrojen cierta luz…

 

Primero: el más reciente Censo de Población y Vivienda levantado por el INEGI halló que en 2020 en México 7.4 millones de hombres y mujeres de 3 años y más son hablantes de alguna lengua indígena. Ese monto, equivalente a 5.1 veces la población total del estado de Aguascalientes, representó 6.1% de la población total del país en ese rango de edad.

 

Segundo: también según el Censo, la población total en los llamados hogares indígenas —es decir, viviendas en las cuales la jefa, jefe, su cónyuge o alguno de los ascendientes, declararon hablar alguna lengua indígena— en 2020 fue de 11.8 millones de personas. Hablamos de un contingente de seres humanos igual a la suma de todos los habitantes de Campeche, Zacatecas, Baja California Sur, Colima, Aguascalientes, Nayarit, Durango, Tlaxcala y Quintana Roo, nada menos que 9.4% de la población total de nuestro país. Cabe apuntar que los 2.86 millones de hogares censales indígenas que se contabilizaron en todo México representan el 8.1% del total de hogares censales (35.2 millones) existentes a nivel nacional.

 

Y tercero: con base en los resultados del cuestionario ampliado del Censo de Población y Vivienda, se estima que 23.2 millones de personas de 3 años y más se autoidentificaron como indígenas, o sea 18.4% de los 126 millones que en 2020 vivíamos en México. ¿Pocos? Algo así como 2.5 veces toda la gente que plaga la Ciudad de México o 25 veces la población total del estado de Campeche.

 

A riesgo de ser reiterativo, y con el afán de que quede más claro: no todos los paisanos ni todas las paisanas que declararon a los entrevistadores censales ser indígenas (23.2 millones) hablan una lengua indígena, sino poco menos de uno de cada tres (31%). Porque la autoidentificación no depende de la condición de habla, sino que se define como el autorreconocimiento de cada informante como persona indígena de acuerdo con su cultura, costumbres y tradiciones, y el dato se obtuvo mediante una pregunta muy sencilla: “De acuerdo con su cultura, ¿Fulano se considera indígena?”

 


Y, por supuesto, todavía cabría preguntarse si existen indígenas que no hablen una lengua indígena o que, hablándola o no, no se consideren a sí mismos indígenas. Y más, si ser indígena no es hablar una lengua indígena, ¿qué es? ¿Una condición étnica o racial? Ojo: a la fecha el diccionario define etnia como “comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales…” He contado ya aquí que la única ocasión que el Estado mexicano pretendió averiguar la estructura racial de la población fue hace un siglo, en el censo de 1921. Se indagó si “los mexicanos de nacimiento” eran a) “de raza indígena pura”, b) “de raza indígena mezclada con blanca” o c) “de raza blanca”. No se usaba el concepto mestizo. Vasconcelos y los intelectuales y artistas revolucionarios apenas estaban construyendo esa poderosa idea. Resultó que, al término de la Revolución, México tenía una población de 14.3 millones, de los cuales, 29% eran de “raza indígena”, 59% de “raza mezclada”, 10% de “raza blanca”, apenas 1% de “cualquier otra raza o que se ignora” —el punto porcentual faltante corresponde a “los extranjeros, sin distinción de razas”—.

 

Los datos estadísticos son útiles para comprender la realidad en la medida que se contextualicen y se lean adecuadamente. La condición indígena puede entenderse desde muchas perspectivas, no sólo la lingüística, la sociológica o la del historiador. Hoy día, en nuestro país población indígena es una categoría aparejada a condiciones socioeconómicas concretas, desafortunadas e injustas la mayoría de ellas, y en el ámbito de las políticas públicas, obviamente, tal debe ser el enfoque…, claro, si se quiere paliar la enorme deuda histórica con los pueblos originarios de México. Si no, bueno, hágale usted caso a la conductora de Televisa y siga pensando que los indígenas son una curiosa minoría que no merece demasiada atención…

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