jueves, 26 de septiembre de 2024

Freudianos y bárbaros

 

En la primera sección de su ensayo El yo y el ello (1923), uno de sus escritos teóricos más importantes, Sigmund Freud establece:

La diferenciación de lo psíquico en consciente e inconsciente es la premisa básica del psicoanálisis, y la única que le da la posibilidad de comprender, de subordinar a la ciencia, los… procesos patológicos de la vida anímica.

Seguramente con la intención de remarcar la importancia y carácter necesario de tal premisa —cualquiera de las primeras proposiciones de un razonamiento, de donde se infiere y obtienen conclusiones, el neurólogo austriaco prescribe:

Si me estuviera permitido creer que todos los interesados en la psicología leerán este escrito, esperaría que ya en este punto una parte de los lectores suspendiera la lectura y no quisiera proseguirla, pues aquí está el primer shibbólet del psicoanálisis.

¿A qué se refiere Freud con shibbólet? El término proviene de la Biblia, específicamente del libro de los Jueces (12:5-6).

Y los galaaditas tomaron los vados del Jordán a los de Efraín; y aconteció que cuando decían los fugitivos de Efraín: Quiero pasar, los de Galaad les preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía: No, 6 entonces le decían: Ahora, pues, di Shibolet. Y él decía Sibolet; porque no podía pronunciarlo correctamente. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a los vados del Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos mil.

Se utilizaba, pues, para identificar a los miembros de un grupo rival que no podían pronunciar correctamente la palabra shibbólet. Aquellos que la pronunciaban mal eran ejecutados, lo que convirtió la palabra en un símbolo de distinción entre grupos. Freud usa el término metafóricamente para referirse al concepto el inconsciente que actúa como un elemento de diferenciación entre quienes aceptan o comprenden el psicoanálisis y quienes no lo hacen. En este caso, su “primer shibbólet” señala que, partir de ese punto en su texto, algunos lectores podrían no estar dispuestos a seguir leyendo porque no están preparados para aceptar los principios fundamentales del psicoanálisis. Freud sabía que ciertos conceptos serán divisores de aguas entre quienes están abiertos a su teoría y quienes la rechazarán.

Por supuesto, existe una conexión semántica entre shibbólet y el concepto de bárbaro. En su origen, la palabra bárbaro se usaba en la antigua Grecia para referirse a los extranjeros que no hablaban griego. De hecho, en el libro que bien podría considerarse el primero de Occidente, atribuido por cierto a un ciego al que llamamos Homero, aparece ya la palabra (Canto II de la Ilíada, c. siglo VIII a. C.). El término imitaba el sonido de lenguas extranjeras que a los griegos les sonaban como “bar-bar”, es decir, como algo incomprensible o extraño. Con el tiempo, bárbaro adquirió connotaciones negativas, asociadas a la falta de civilización o cultura. Así que ambos conceptos —shibbólet y bárbaro— apuntan a la idea de diferenciación entre grupos culturales a través del lenguaje.

En el contexto de Freud, el uso de shibbólet sugiere que hay un grupo selecto que está “dentro” del conocimiento del psicoanálisis y otro que queda fuera por no aceptar o comprender sus principios, los bárbaros. Claro, el doctor Freud no era en lo absoluto inconsciente de la segregación que hacía.



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