Dicta el misterioso profesor Ebisuno: “Lo que pase a partir de ahora es territorio ignoto para todos. No hay un mapa. Lo que nos espera a la vuelta de la próxima esquina no lo sabremos a menos que vayamos ahí”, una perogrullada, ciertamente, pero de aquéllas que preferimos relegar al olvido, para poder tirarnos a la ficción de las agendas y los planes. Actos de ficción como el que sigue: recomendar una novela de más de 700 páginas. En México, menos de tres de cada diez personas leen un libro completo al año. Durante doce largos meses, el 68% de la gente no lee un solo libro, mientras que el 13% apenitas uno. Decir esto en estas páginas no es muy efectivo que digamos: únicamente 7% de los que dicen leer revistas afirma que prefiere las que versan sobre Arte y Cultura, porque, claro, tres quintas partes se van por las de Espectáculos, las Deportivas, y las Femeninas. Los anteriores no son datos que me saque de la manga, los difundió hace poco el CONACULTA; son algunos de los tristes resultados de la Encuesta Nacional de hábitos, prácticas y consumo culturales, 2010. Así que si tú me estás leyendo debes considerarte parte de un grupo minoritario…, de ello hay que partir para decirte que muy probablemente seas tan excéntrico como para dedicarle horas de lectura a 1Q84, en lugar de seguirle la pista al Conejo en el San Luis, por caso…
La más reciente novela de Haruki Murakami (Kioto, 1949) es ya un bestseller, lo cual en términos absolutos no es gran cosa en un país en donde casi el 60% de la población en un año nunca se paró en una librería o comercio donde vendan únicamente libros; en un mercado como el mexicano, en el cual, consecuentemente, ocho de cada diez conciudadanos, ¡uy!, no compraron un solo libro en todo un año. A sabiendas, pues, de que es una ingenuidad, conmino al hipotético lector a que se haga de 1Q84. Desde marzo Tusquets distribuye el volumen que integra los dos primeros libros de la más reciente obra del escritor japonés, una trilogía ambiciosa con la cual Murakami insiste: quizá la realidad no tenga sentido, quizá la única salida sea otorgárselo narrándola, tramando: “La mayoría de la gente no busca una verdad demostrable…, la verdad, en la mayor parte de los casos, conlleva un fuerte dolor… Lo que la gente necesita es una historia hermosa y amena que lo haga sentir que su existencia es, al menos, un poco relevante”. Quien dice es el líder de una lunática secta religiosa, personaje que horroriza pero también aporta los pespuntes para hilvanar los hechos inconexos que todos percibimos. Aomame, una cachonda asesina serial, y Tengo, un novelista obligado a tramar su propia historia, protagonizan 1Q84, un novelón de fantasía metafísica que en la que al final de cuentas sólo queda claro algo: “Si no crees en el mundo o si careces de amor, todo será una mera falsificación”. Advierto: te vas a quedar picado…