Los Rolling y el status quo
Este lunes, temprano, mi amiga y maestra
ASA me mandó vía WhatssApp la liga a
un video. Cuatro venerables ancianos, cada uno desde su mansión respectiva, perfectamente
bien sincronizados, interpretaron una rola originalmente grabada a finales de 1968,
y publicada unos meses más tarde en el álbum Let It Bleed (1969): You Can't Always Get What You Want.
Pero el video que me envió ASA fue grabado más de medio siglo después, apenas
el sábado 18 de abril pasado, como uno de los platos fuertes del One World: Together At Home. Inició sir Mick Jagger (76
años)…
I saw her today at the receptionA glass of wine in her handI knew she would meet her connectionAt her feet was her footloose man
… y enseguida, en el extremos superior
derecho de la pantalla, se sumó Keith Richards (76), cada quien con su guitarra
acústica; después se incorporó Ronnie Wood (75) con su bajo eléctrico, y
finalmente, armado nada más con sus baquetas y una batería imaginaria, Charlie
Watts (78)…
No, you can't always get what you wantYou can't always get what you wantYou can't always get what you wantBut if you try sometime you findYou get what you need
Los Rolling
Stones participaron así en el evento organizado por Global Citizen y la
señora Stefani Joanne Angelina Germanotta, alias Lady Gaga (34 años). La
transmisión del One World: Together At Home oucrrió vía internet, en vivo, con la idea de
pormover el confinamiento masivo en casa, como estrategia para desacelerar el
avance de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, y además lanzar una campaña para
apoyar económicamente a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Vale
recordar que apenas el martes 14, el presidente Trump (73 años) había declarado
que su administración le va a retirar los fondos a la OMS, al menos mientras
revisa “su papel en el severo mal manejo y encubrimiento de la propagación del
coronavirus” —el gobierno norteamericano aporta entre 400 y 500 millones de
dólares anuales a la OMS, y en un solo día, el concierto en línea logró
recaudar cerca de 130 millones de dólares—. Mientras el orate de la Casa Blanca
insiste un día sí y otro también que urge reactivar la actividad económica, muy
propios ellos, muy conscientes, sus satánicas majestades, los totémicos representantes
de la contracultura de los años sesenta, ya pospusieron su gira de conciertos
por suelo gringo: “Estamos muy decepcionados de tener que posponer el tour.
Ofrecemos disculpas a todos los fanáticos que lo esperaban tanto como nosotros,
pero la salud y la seguridad de todos deben ser prioridad”.
Total que vi el vido, disfruté la rola,
pensé un rato y respondía a mi querida amiga ASA: “El status quo en la espalda de los Rolling.”
¿Quién lo diría?
La incertidumbre y el status quo
– ¿Que cuándo regresamos?
– ¿Pos a dónde nos fuimos?
Ese mismo lunes —otra nuev falsa esperanza
del comienzo de un nuevo ciclo—, cundía una pregunta entre muchos grupos del WhattsApp —remedo virtual de la plaza
pública—: ¿oigan, y ya pa´ cuándo regresamos a la normalidad? ¿La normalidad…,
cómo les digo?
Sin cura, sin vacuna, sin historiales de
caso suficientes, ¿seguiremos besándonos, abrazándonos, saludándonos de mano?
Incluso para los que ya fuimos contagiados y después de que pasó encima de uno la
aplanadora y seguimos aquí para contarla, el pretendido premio de la inmunidad
ya nos ha sido arrebatado: el viernes la OMS señaló: “no existe evidencia sobre
pacientes que hayan desarrollado inmunidad”. ¿Qué queda entonces? Solamente la
incertidumbre: “… me parece fascinante que por fin entendamos que estamos en un
mundo incierto y que eso no quiere decir que la ciencia no sirva”, brillante, afirmó
hace unos días la doctora Atocha Aliseda, investigadora del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la
UNAM, en una entrevista para El país que no tiene desperdicio.
Y en medio de la incertidumbre, todavía
al menos a más de un mes de que el confinamiento termine, yo me pregunto,
después de esto…, ¿vamos a seguir creyendo que cada uno de nosotros no tiene
que nada ver con con todos los demás? ¿Se mantenderá el individualismo ciego? ¿Seguiremos
sintiéndonos tan especiales, tan únicos, tan distintos? ¿Y después de esto
vamos a seguir tratando igual a los demás? Y yo me pregunto, después de estos
días, ¿vamos a regresar como si nada
hubiera pasado?, ¿cómo si no fuera
verdad que cada día dudamos más y más de que al terminar la contingencia vayan
a volver a sumarnos al concierto social? ¿Saldremos de este episodio como si
hubiera sido tan sólo un paréntesis en el transcurrir cotidiano? ¿Vamos a
seguir usando corbatas y zapatos de tacón? ¿Vamos a seguir pretendiendo que es
necesario ir a la oficina de lunes a viernes, todos con el mismo horario, que
nuestra actividad es tan relevante? ¿Vamos a seguir sintiéndonos indispensables,
más cruciales fuera de casa que dentro? Tú mismo, ¿después de esto vas a salir a la calle sintiéndote más importante
que los señores del camión de la basura? ¿Vamos a seguir viendo por encima del
hombro a los muchachos que reparten los garrafones de agua y a las cajeras que
nos cobran en el súper? ¿Vamos a mantenernos adeptos a la fe del acelere, de la
productividad, del crecimiento sostenido? ¿Vas a seguir haciendo como si
entendieras en qué país vives? De verdad, ¿no vamos a aprovechar la sacudida?