La primera edición de El hombre sin atributos, obra cumbre del austriaco Robert Musil (1880-1942), se publicó en 1930 por la editorial berlinesa Rowohlt Verlag. Fundada en 1908 por Ernst Rowohlt, el sello se había convertido en uno de las más importantes de la época; publicó a muchos autores importantes de la literatura alemana y europea en el siglo XX, como Thomas Mann, Franz Kafka y Bertolt Brecht. La edición príncipe de El hombre sin atributos constaba de dos volúmenes, y se presentaba como una obra en progreso, ya que Musil había anunciado que aún estaba trabajando en una tercera parte. Los dos primeros volúmenes fueron escritos a lo largo de veinte años. La última parte de la novela se publicó un año después del óbito del escritor.
Ya avanzado el primer volúmen, el astuto Arnheim, un empresario rico y poderoso, conversa con Ulrich, el protagonista de la novela, un hombre culto e inteligente que vive en la Viena de principios del siglo XX, y le advierte:
— Va usted frecuentemente al cine? ¡Debería hacerlo! —dijo—. Es posible que la cinematografía no presente en su forma actual un gran porvenir, pero asocie usted a ella intereses comerciales de mayor cuantía, por ejemplo, la industria de los colores o la electroquímica, y verá cómo en unos decenios habrá alcanzado un desarrollo imposible de ser detenido. Entonces se impondrá un proceso al que deberán contribuir todos los medios de difusión y desarrollo del mundo; y por mucho que sea lo que se hayan imaginado nuestros poetas o estetas, el arte que surgirá será el de la Sociedad General de Electricidad o el de la Industria Alemana de Colorantes. ¡Es como para tener miedo, amigo mío!
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