Tacos
Hace unos días tuve la
enorme fortuna de comer unos ricos tacos en Liverpool. Los tacos eran de
chistorra y de chorizo argentino, y el puesto estaba en la calle, en la calle
de Liverpool, casi esquina con Dinamarca, en la colonia Juárez de la Ciudad de
México. Mientras comía -fueron tres, uno y dos-, vi pasar por la acera de
enfrente, rumbo a Insurgentes, al menos dos nutridos y muy animados grupos de
turistas extranjeros, al parecer norteamericanos.
– Órale, está bien
cargada la gringada.
– Y así es todo el santo
día, jefe -comentó el taquero, sin dejar de atender su parrilla-, y no sólo
gringos, oiga…
– ¿No?
– No, también pasan
chinos y franchutes y argentinos…, bueno hasta grupitos de hindús.
– ¡Indios, pendejo!
-pedagógico, corrigió al señor taquero el chalán que le ayuda a repartir los
refrescos y cobrar-.
– Indios o hindús, de la
India, pa’ que me entiendas, o sea, no inditos.
– India, no la India –lo
aleccionó el culto pinche–. Y no son inditos, güey, son indígenas.
– ¿Pues no que está muy
mal la seguridad? -intenté terciar.
– ¡Tlác! -el taquero
tronó la boca:- ¿Usted cree, jefe? Pues yo creo que los turistas no.
– Será porque no ven la
tele de aquí -metió cuchara el avispado ayudante.
Pantalones
Temprano, el licenciado
P. J. Gioser entró a mi oficina casi exultante:
– Nomás una pregunta,
doctor -y se sentó en una de las dos sillas que están frente a mi escritorio-.
Dime, pero dime sí o no, sin rollo… De verdad, de verdad, ¿tú crees que Claudia
tenga los pantalones suficientes para enfrentarse a Trump?
– ¿Qué Claudia?
– Cómo qué Claudia, pues
la Sheinbaum.
– Ah, te refieres a
nuestra presidenta, la presidenta Constitucional de este país, la doctora
Claudia Sheinbaum Pardo.
– Sí, sí, ella… ¿Tendrá
los pantalones?
– Pues no, los
pantalones, no…
-… el licenciado P. J.
Gioser pintó ipso facto una plácida sonrisa de conformidad en su rostro y su
mirada se encendió.
– Los pantalones, no…,
las faldas, las faldas y los pantalones.
Y al licenciado P. J.
Gioser, también ipso facto, se le congeló la risita.
Haití
Estoy preocupada y
tristona…, y apenas van tres días escribe MC desde una gran ciudad
centroeuropea; de nacionalidad mexicana, ella radica allá desde hace unos cinco
años-.
El mensaje vuela, cruza
el Atlántico y, casi al instante, se despliega en el teléfono de YM, en la
Ciudad de México:
-Contestó él de
inmediato: send y los dos caracteres volaron-, pero la respuesta le llegó
también en cuestión de nada, no de Europa sino de sí mismo: Ya sé, te refieres
al Trump et Ass, ¿verdad?
– Claro. Acá hay mucha
preocupación, pero me apura más México. Escucha lo que dice Wolff… –respondió
MC y envió una liga a un video.
– ¿Que ahí viene el lobo?
–pensó contestar YM, pero se abstuvo.
El enlace que mandó MC
iba directo al minuto 52 de la conferencia que ofreció hace unos días el
profesor Richard Wolff para Democracy at Work and The Left Forum: What Trump
2.0 Means…
– If he actually does it…
-traduzco textual, desde unos segundos atrás:- … La influencia de míster Trump
en su primer período presidencial fue marginal. La mayoría de las cosas de las
que se jactaba, no pudo hacerlas. Construyó un muro a lo largo de la frontera
con México… ¡Más mexicanos llegaron, no menos! ¡Un fracaso total! Ahora él
dice, como probablemente ustedes saben, que el ICE (siglas en inglés de
Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) va a realizar redadas en todas
las ciudades de Estados Unidos y a deportar mucha gente a México. Bueno, quizá
haga algo de eso, quizá mucho, quién sabe, ya saben, el hombre habla
dependiendo de cómo se sienta en cada momento, como ciertos idiotas que todos
conocemos, ¿verdad? Entonces, qué importa… Si él realmente lo hace, si
realmente echa a diez, quince millones de inmigrantes y los manda a México,
tendremos conferencias como esta, pero serán acerca de México —Wolff agrió
entonces aún más la expresión de su gesto:– México depende de las remesas, el
dinero que ganan aquí los mexicanos y les envían a sus madres, sus padres, sus
hijos que están allá en México. Y ese dinero es una bendición… Imaginen que eso
se detiene de pronto, porque la gente perdió aquí su trabajo y fueron
deportados. Pero la situación empeora. Estarán llegando a México en el momento
en el que míster Trump está amenazando con imponer aranceles, lo cual demolerá
el mercado que México tiene aquí en Estados Unidos… Eso provocará despidos en
México y mucho desempleo. ¿Saben en qué se va a convertir México? En un
desastre que a los ojos de cualquiera nos recordará tristemente a un país…,
Haití.
YM deetuvo el video,
suspiró y no tecleó nada. Cliqueó el pequeño icono del teléfono…
– ¿Lo viste?
– ¿Haití? ¿De veras, MC?
Mira, suelo estar de acuerdo con Wolff, me parece un tipo bienintencionado,
informado y brillante…, pero en este caso se pasó de tueste, y demasiado.
– Pero…
– Nada más considera
esto: Cuba ni de cerca está tan amolada como Haití, y Cuba lleva sufriendo el
bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos le impuso más de
sesenta años.
– ¡Tanto!
– El bloqueo fue
instaurado oficialmente en febrero de 1962 por Kennedy.
– …
– Y México es hoy mucho
más fuerte que Cuba hace sesenta años, ¿no crees?
– Tienes razón. Además
Estados Unidos está hoy muchísimo más débil que hace sesenta años.
– Luego: calmantes montes, alicantes pintos.
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