En Datalaxia: de la desinformación a la sobreinformación sostengo que la catarata incesante de datos y estímulos hipertrofia el equilibrio psíquico del sujeto contemporáneo, saturándolo hasta neutralizar su capacidad crítica.
Por su parte, Byung-Chul Han (La sociedad de la transparencia), desde otra vertiente, advierte que la transparencia total —como exigencia omnipresente de la sociedad neoliberal— nos despoja del derecho al secreto, a la opacidad. Ambos diagnósticos coinciden en que el exceso —sea de información o de visibilidad— actúa como una forma de violencia estructural contra el aparato psíquico de las personas. En su deseo de mostrarlo todo, la sociedad actual elimina las zonas de sombra donde germina lo verdaderamente espontáneo, lo libre, lo creativo.
La exigencia de transparencia total, tal como la describe Byung-Chul Han, no sólo coincide con los mecanismos a los que aludo en Datalaxia, sino que puede entenderse como uno de sus motores fundamentales. En un entorno donde todo debe ser visible, compartido, trazable y mensurable, la producción compulsiva de datos se anuda perfecto con la obsesión de exhibición constante que anula tanto el pensamiento reflexivo como la intimidad psíquica. La datalaxia, entonces, no se limita sólo al exceso informativo, sino la consecuencia de una lógica que desconfía radicalmente de la reserva, del pudor, de lo interior, de lo no cuantificable. Así, la transparencia total no ilumina al alma humana: la encandila, la disuelve en una sobreiluminación que impide el reposo, la elaboración y la verdad propia. Escribe el surcoreano:
Sin duda, el alma humana necesita esferas en las que pueda estar en sí misma sin la mirada del otro. Lleva inherente una impermeabilidad. Una iluminación total la quemaría y provocaría una forma especial de síndrome psíquico de Burnout. Solo la máquina es transparente. La espontaneidad, lo que tiene la índole de un acontecer y la libertad, rasgos que constituyen la vida en general, no admiten ninguna transparencia.
Byung-Chul Han postula una variación psiquiátrica del síndrome de Burnout, también conocido como síndrome de desgaste profesional. Se trata de una afección relacionada con el estrés crónico en el entorno laboral. Según la Organización Mundial de la Salud, el Burnout se caracteriza por tres dimensiones principales: sensación de agotamiento o falta de energía, distanciamiento mental del trabajo o sentimientos de negativismo y cinismo hacia el trabajo, y reducción de la eficacia profesional. No es simplemente estar exhausto por el trabajo: es un estado sostenido de estrés emocional y físico que afecta tanto la salud como el rendimiento. El síndrome de Burnout fue definido por primera vez por el psicoanalista germano-estadounidense Herbert Freudenberger en 1974. Poco después, la psicóloga Christina Maslach profundizó el concepto y desarrolló el Maslach Burnout Inventory (MBI), una escala que se volvió estándar para evaluar el síndrome. En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó por primera vez el burnout en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), como un fenómeno asociado al trabajo, aunque no lo clasificó como enfermedad mental.
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