Literalmente, me la leí de una sentada: Mátalo, de David Martín del Campo (Ciudad de México, 1952).
Llegué con tiempo a la Terminal del Norte, 100 Metros: con tiempo suficiente para comprar mi pasaje y no tener que llegar patinando a los andenes, con tiempo para confirmar por enemil ocasión que en la central camionera más grande de este país no hay un solo sitio en el cual comer aceptablemente..., pero el hambre manda: ni modo, me despaché una hambureguesa de cartón con una orden de papas a la francesa que más bien parecían una reunión apática de sobrantes de unicel medio pintados de amarillo... Por supuesto, media hora después me trepé al camión con la panza medio llena e insultándome a mí mismo por obsequiarme tan mal trato... El camión salió de la terminal a las 15 horas con cinco minutos... Llegaríamos a nuestro destino justo seis horas después: no se los demás, pero los tres pasajeros que viajaban adelante de mí no vieron una sola de las tres películas que PrimeraPlus nos deparó, más bien organizaron un concurso de roquidos que sin mucho esfuerzo ganó de calle el mastodonte que iba en el asiento 2. Yo, poquito después de salir de la manchotota urbana de la Ciudad de México, saqué el libro y comencé a leerlo... No me detuve sino poco antes de que llegáramos a La Chona, Jalisco.
Leer ésas 162 páginas resultó como tomarse una Tecate helada en un medio día de agosto en Hermosillo. Tres historias bien contadas -El tesoro de Bagdad, Intemperie y Antes de Noé- que al final resulta que se integran todas entre sí para, si te apetece, entenderlas juntas como una sola novela. Bien tramadas, cada una de las narraciones merece una lectura: hay historias y David, dueño de mucho oficio, sabe contarlas. Justamente, lo que más me gustó de Mátalo fue el encuentro con un libro que no necesita de información reveladora, ni de grandes reflexiones filosóficas ni de nada más que historias: una novela que cuenta y redescubre el mundo a partir de la fuerza de la narración.
David Martín del Campo, Mátalo. México, 2006. Alfaguara. 162 pp.
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