Uno nunca sabe… A ver, ¿quién iba a decirme que a las faldas del volcán Xitle iba a encontrarme con una neta? Una hora antes de la cita, nos metimos al Anillo Periférico a la altura de San Antonio y por las alturas del segundo piso transitamos hasta San Jerónimo, donde va a terminar la polémica pejeobra. De nuevo a nivel de suelo, seguimos por el Bulevar Adolfo Ruiz Cortines, que ahí tal es el nombre del peri, aunque del otro lado, en el mismo tramo, se llama Adolfo López Mateos; pasamos la CNDH, y no, no tomamos el Camino a Santa Teresa, porque la verdad no me aguardaba en el ITAM. Metros adelante de TV Azteca, tomamos a la derecha por el Entronque Picacho-Ajusco… Tampoco me dirigía al Colmex ni al FCE. Pasamos la Universidad Pedagógica y FLACSO. A la izquierda dejamos atrás la Medusa, la Catarina y todas las demás tentaciones del Six Flags. Vuelta en Chemax, por la cual subimos hasta su cruce con avenida Contoy... He ahí el sitio: el CentroGeo, uno de las 27 centros públicos de investigación del CONACyT.
En el aula magna del CentroGeo, minutos después de las once de la mañana, comenzó la conferencia magistral de Nicholas Chrisman.
Chrisman (1950; Northampton, Massachusetts, EU) es geógrafo y doctor en Geografía por las universidades de Massachusetts y Bristol, respectivamente. Pionero, del 72 al 82 fue analista programador en el Harvard lab for Computer Graphics. Actualmente es profesor titular de geomática en la Universidad de Laval, Quebec. Desde 2005, Nick Chrisman es director científico de Geoide, GEOmatics for Informed DEcisions, una red de centros de excelencia en geomática, creado en 1998 por el gobierno canadiense. Hoy participan en Geoide 135 investigadores de 32 universidades, 64 agencias gubernamentales y 40 empresas de Canadá; además, convergen una serie de organizaciones de todo el mundo, como el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, la Asociación Europea de Laboratorios de Información Geográfica, el Land S Group de Corea del Sur y el Future Position X de Suecia, entre otros. Algunas investigación en curso de Geoide: una alusiva a los procesos de adaptación del entorno humano en el contexto del cambio climático, ¡prospectados al 2100!; el desarrollo de un sistema de simulación de patrones de dispersión de enfermedades contagiosas. Geoide impulsa también proyectos tan disímiles como soluciones geomáticas para juegos didácticos y la conformación de un protocolo de protección ética de datos geoespaciales.
Chrisman dedicó la parte medular de su conferencia a comentar una ponencia que escribió en colaboración con Barbara Poore: Order from Noise: Towards a Social Theory of Information. Y aquí sí fue en donde se erigió, ¡redoble de tambores!, una gran neta. Como aperitivo, la traducción del abstract: “En la llamada Era de la Información, es sorprendente que el concepto de información sea impreciso y prácticamente obviado. La literatura histórica y reciente de las ciencias de información geográfica (GIScience) se basa en dos metáforas en conflicto, a menudo expuesta por el mismo autor en párrafos adyacentes. La metáfora de la no variabilidad, originada en las telecomunicaciones, que define la información como una cosa que debe ser transmitida sin pérdida a través de un canal. La otra metáfora, proveniente de los movimientos utópicos del siglo XIX, ubica a la información en el contexto de una jerarquía de refinamiento, como punto intermedio en el camino que va de simples datos hacia formas superiores de conocimiento y, tal vez, hacia la sabiduría. Ambas metáforas se basan en debates olvidados, lo cual usualmente impide observar que hay importantes problemas sociales y éticos en la relación entre las tecnologías de información y la sociedad.”
Nick Chrisman no puso el punto sobre la i, sino el énfasis en la i misma: explicó que a lo largo del desarrollo de la geomática (híbrido de la geografía y la informática) y de sus expresiones por antonomasia, los GIS (sistemas de información geográfica, por sus siglas en inglés), se ha reflexionado mucho en torno a la g y a la s, mapas y bites, coordenadas y pixeles, descuidándose totalmente la necesidad de teorizar en torno al concepto mismo de información. Por supuesto, el talón de Aquiles que señala Chrisman no sólo está en la geomática: después de la Teoría Matemática de la Comunicación de Shannon (1948), el desarrollo no únicamente de la informática sino de todos los ámbitos del quehacer científico en el cual se ha involucrado la cibernética, quiero decir todos, la información se ha analizado como una cuestión de transmisión y no de significado.
Hace meses escuché a un matemático afirmar que las sociales no eran ciencias porque carecían de teoría. Entonces pensé que su dicho se justificaba por mera ignorancia; después de la plática de Chrisman, opino que aquel señor además estaba expresando una carencia propia, por lo demás generalizada... Lo bueno es que hay ya camino andado. Ya veremos...
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