Since the same human mire
remains beneath,
does not all civilisation
reduce itself
to the superiority of
smelling nice and living well?
Émile Zola, L'Argent.
1
Hará ya casi un cuarto de siglo…, bueno, comenzando
así se escucha como si hubiera sucedido hace muchísimo tiempo, y 24 años no es
tanto… Lo que contaré debió de haber ocurrido a mediados de 1994. Enviaron entonces
al joven…, llamémosle Je Suis (JS), a dirigir la oficina regional en el Estado
de México del organismo público responsable de la producción de información
estadística y geográfica de este país. Desde Toluca se conduce la estructura
descentralizada que atiende tres entidades federativas: además del Edomex, Guerrero
y Morelos. Sólo en el edificio en donde se encontraban las oficinas de la dirección
regional laboraban por aquel tiempo alrededor trescientas personas. De acuerdo
a los usos y costumbres jerárquicos de la burocracia mexicana, el despacho del
director tenía un cuarto de baño privado, así que si JS no hubiera incluido en
los recorridos de reconocimiento y revisión que realizó por todo el inmueble
los baños generales, no se habría percatado de las condiciones en que se
hallaban. Después de hacerlo, mandó llamar al jefe del departamento de
Servicios Materiales. Unos minutos más tarde el susodicho funcionario se
presentó en la oficina de su nuevo jefe. Tan pronto entró, JS le pidió que
tomara asiento en su escritorio. Por supuesto, al pobre se le cruzaron los
circuitos: el escritorio del director tenía aún una carga simbólica muy pesada,
quizá todavía sea así, una halo de tlatoani, casi un nimbo de virrey, que
imponía… Todo cohibido, pues, el compañero jefe de departamento de Servicios
Materiales se sentó en El Lugar del Director, frente a la computadora… Ojo:
vale recordar que en aquellos ayeres, las computadoras apenas comenzaban a
colmar los escritorios de las oficinas. JS se ubicó detrás del sillón ejecutivo
y fue instruyéndolo para que operara la máquina. Le explicó que lo que miraban
en pantalla era un CD ROM —¿se acuerdan que así se decía antes?— desarrollado
por la propia institución con tecnología de punta —“tecnología-de-vanguardia-de
probada-utilidad”, rezaba el mantra—. JS le preguntó a su compañero subalterno
en dónde vivía. Aquí mismo, señor, en Toluca. ¿En el municipio de Toluca?
Bueno, no, es Metepec, pero aquí pegado, en la misma ciudad… Luego lo fue
guiando para que se acercaran al punto exacto en donde se encontraba su vivienda,
para después desplegar todos los datos que por medio del Censo de Población de
1990 se habían obtenido de aquella área geográfica… Atónito, el compañero jefe
de departamento de Servicios Materiales fue reconociendo la traza urbana de su
colonia y después descubriendo el perfil sociodemográfico que, en conjunto, él,
su familia y sus vecinos configuraban… Estupefacto terminó el hombre.
Enseguida, JS le pidió que lo acompañara y lo llevó a los baños para varones de
la planta baja del edificio… No es que se encontraran demasiado sucios, pero nadie
hubiera dicho que estaban limpios. No había ni jabón en los lavamanos ni con
qué secarse ni papel higiénico en los WC… Pues mira, le espetó JS, no es
correcto que los compañeros que trabajan para que el desarrollo que acabas de
ver sea posible tengan que usar estos baños. ¡Ni siquiera hay papel de baño! Es
que se lo roban. No se lo roban, lo guardan en sus escritorios porque no saben
si mañana van a encontrar. Tú te vas a encargar de que nunca falte, ni siquiera
media hora, y si se lo llevan, vuelves a poner… A ver quién se cansa primero.
El resultado fue el previsible.
2
Varios años después, en la Ciudad de
México, a JS le tocó en suerte acudir a CU, a la facultad en la que estudió la
licenciatura, para dar una conferencia. El tema aquí no viene a cuento. Antes
de entrar a la sala en donde se realizaría el evento, pasó a los sanitarios de
los alumnos que se hallaba en el mismo piso. La plática se desarrolló en un
ambiente agradable y participativo. Al final, las profesoras que lo habían
invitado preguntaron a JS si estaba de acuerdo en pasar a saludar al director
de la facultad… No, gracias. ¿Lo conoce, sociólogo? No personalmente, pero debe
de ser pésimo…, por lo menos estoy seguro que no respeta un ápice a los
alumnos.
3
El edificio en donde trabaja CST tiene un
sótano, diez pisos y un PH. Todo el inmueble está ocupado por el mismo
organismo público. El escalafón se refleja estrictamente en la distribución del
personal por niveles: en el ático están las oficinas del director general en
jefe; en el piso 10, las cuatro direcciones generales de la dependencia; en el
nueve, la coordinación general de administración; en el ocho, las direcciones
generales adjuntas; en el siete, las direcciones de área más importantes…, y
así sucesivamente. En el sótano, además del estacionamiento, el servicio médico
y el área de protección civil, hay un enorme galerón en donde trabaja un
ejército de capturistas. En el piso 7, en donde trabaja CST, llevan dos semanas
haciendo algunos trabajos de mantenimiento en los baños, así que quienes
trabajan en tal nivel tienen que ir a los baños de otros niveles. El lunes de
la segunda semana, fueron colocados unos letreros en los baños del piso 8: “Sanitarios
para uso exclusivo del Piso 8. Si en tu piso no sirven los baños, usa los del
piso inferior”. La palabra “inferior” estaba subrayada.
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