Un fenómeno permanece inexplicable en tanto
el margen de observación no es suficientemente amplio como para
incluir el contexto en el que dicho fenómeno tiene lugar.
Paul Watzlawick, Teoría de la comunicación humana.
El martes pasado El Financiero publicó en primera plana los datos de la epidemia correspondientes a México, y abajo informaba: “Contagios. Supera el mundo los 40 millones, en medio de la segunda ola”. Cierto: el rebrote en Europa es terrible, y allá la segunda ola es abrumadora —aunque, afortunadamente, ha sido mucho menos letal que la primera—, pero por ahora la expresión segunda ola en el mundo es falaz. ¿Por qué? Porque el primer brote de la pandemia no se ha detenido desde enero. La ola global es una. Hablar de una segunda ola de la pandemia es una metáfora eurocentrista y equívoca.
El mismo diario divulgó el 15 de octubre que la mayoría de la gente en nuestro país percibe que la pandemia durará cinco meses más: seis de cada diez mexicanos creen que “saldremos de la pandemia del coronavirus” por allá de marzo de 2021… Bueno, ¿y? ¿Qué puede decantarse de eso? ¿Será que los mexicanos somos muy buenos adivinos o que la mayoría tenga sólidos conocimientos en epidemiología? En este tipo de asuntos, ¿la mayoría tiene razón por ser mayoría? En este caso es obvio: lo que se expresa no es una realidad sino una percepción de la realidad. Con todo, la divulgación de esa encuesta, aplicada telefónicamente apenas a cuatrocientas personas, seguramente provocó sensaciones y actitudes indudablemente reales entre los miles que conocieron sus resultados.
Lo que llamamos realidad es resultado de la comunicación. Paul Watzlawick no se equivocó al sentenciar: “El desvencijado andamiaje de nuestras cotidianas percepciones de la realidad es, propiamente hablando, ilusorio, y… no hacemos sino repararlo y apuntalarlo de continuo, incluso al alto precio de tener que distorsionar los hechos para que no contradigan a nuestro concepto de la realidad, en vez de hacer lo contrario, es decir, en vez, de acomodar nuestra concepción del mundo a los hechos incontrovertibles”. La comunicación no es la forma que tenemos de referirnos a la realidad y de informar a los otros acerca de ella, sino el proceso por medio del cual, interactuando, construimos la realidad. Todos los procesos de comunicación, obviamente, son colectivos, sociales, de tal suerte que la realidad es necesariamente una construcción social.
La más peligrosa manera de engañarse a sí mismo es creer que sólo existe una realidad. Se dan innumerables versiones de la realidad, que pueden ser opuestas entre sí, y todas ellas son resultado de la comunicación, y no reflejo de verdades objetivas.
El miércoles, como era previsible, los periódicos mal llamados de circulación nacional subrayaron las maneras diferentes de comunicar una misma realidad que expresaron, por una parte, el secretario de Salud, el doctor Alcocer, y por la otra, el presidente López Obrador. Reforma, en primera plana: “Asoma rebrote: Salud; Vamos bien, revira AMLO”. Milenio, también en primera: “AMLO rechaza un rebrote del virus, pero López-Gatell alerta repunte”. El Financiero, en su portada: “Rechaza AMLO rebrotes, mientras titular de Salud ve riesgo en ocho estados”. La Razón colocó la nota como la principal, y etiquetó el asunto como una “polémica”. También en primera, ContraRéplica dio cuenta sólo de la postura del presidente. El Heraldo no le dio tanto espacio, pero igual en portada editorializó: “Polemizan AMLO y Salud por rebrote de COVID19”. Ovaciones detalló: “Hay rebrote: Alcocer; No hay rebrote: AMLO; Rebrote temprano: Gatell”. ¡No, bueno…! A estas alturas, seguramente usted ya estará más intrigado en saber qué dijo exactamente cada uno de los funcionarios involucrados, y eso en el mejor de los casos, porque quizá estará más bien molesto por lo que los medios reportan como una polémica entre quienes deberían estar actuando en total acuerdo para enfrentar la emergencia sanitaria. Y esto ya está mal, porque lo importante, la situación de la pandemia en México, queda relegado a un opaco y muy lejano segundo plano. En realidad, no existió diferencia alguna respecto a las cifras con que se mesura el fenómeno. El presidente, el secretario de Salud y el subsecretario López-Gatell comparten los mismos datos; es la manera de interpretarlos y en la perspectiva en donde hay diferencias. Curiosamente, fue Publimetro el periódico que mejor presentó las cosas: en su portada, una pregunta, ¿Se puede hablar de rebrote en México?, una pregunta que se refiere no a la realidad, sino a la manera de interpretar la realidad, y publica una gráfica. En las x, el tiempo, en las y los casos diarios confirmados; se despliegan los comportamientos de la epidemia en México y en cuatro países europeos: Francia, España, Italia y Reino Unido. De golpe, salta a la vista: aquí, un solo brote, largo y moderado, con un primer pico a mitad de camino, en tanto que en Europa el rebrote que están padeciendo es franco, drástico… En este contexto, no tiene ningún sentido hablar de un rebrote en nuestro país. Incluso si lo observamos en forma aislada, no se aprecia repunte alguno… ¿Entonces? ¿Los funcionarios de la Secretaría de Salud mintieron? Tampoco: alertaban oportunamente. El día anterior, martes, durante la conferencia vespertina López-Gatell había advertido que el índice de positividad efectivamente está aumentando: en días pasados estaba por debajo del 38% y el viernes se ubicó en 42 puntos porcentuales. El subsecretario también mostró otra gráfica en la que sí se aprecia claramente un repunte en las hospitalizaciones diarias.
Vale la pena repetirlo: se dan versiones de la realidad, que pueden ser opuestas entre sí, y todas ellas son resultado de la comunicación, y no reflejo de verdades objetivas.
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