Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

domingo, 30 de julio de 2023

ENIGHmas y respuestas

  

¿Enigma? Quien tenga la duda podría deshacerse de ella acudiendo a un diccionario. Un enigma es “un enunciado de sentido artificiosamente encubierto para que sea difícil de entender o interpretar”. En segunda acepción, la palabra se refiere a una “realidad, suceso o comportamiento que no se alcanzan a comprender, o que difícilmente pueden entenderse o interpretarse”. Algunos podrían pensar que lo que se requiere para resolver un enigma es información, pero ni siempre es así ni tiene que ser así necesariamente. En cambio, sin información no hay enigma posible. Es más, bien pensado, en la medida en la que disponemos de más información, más enigmas se despliegan en nuestro horizonte. Esto parece probar lo anterior: explore usted en Google Books Ngram Viewer el uso que ha tenido el vocablo “enigma” de 1800 a 2019 en los libros publicados en español, y observará una presencia más o menos sostenida a lo largo del siglo XIX, pero de 1900 para acá se aprecia en la gráfica un aumento sostenido, en una pendiente de unos 35 grados. Más información, más enigmas. En francés ocurre igual, énigme aparece cada vez más en los libros, sobre todo a partir de 1920, y con una crecida inclusive más pronunciada que en español. Debo decir que quien tenga la curiosidad de saber si este mismo comportamiento tuvo la palabra en el corpus en inglés (enigma) encontrará que no: después de un par de sube y bajas, más bien su uso presenta un franco declive desde 1989. Pero, cuidado, no vaya usted a suponer que esto último contradice la afirmación de que, sin información no hay enigma… ¡Al contrario! Se ratifica que con la nueva información se abre un nuevo enigma: ¿por qué el comportamiento en español y en francés de la misma palabra es tan diferente en inglés?

 

Así las cosas, no resulta extraño que la semana pasada que el INEGI divulgó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) 2022 un tropel de enigmas se abalanzara a la plaza pública. Tiene sentido: tal inmensidad de información permite responder un montón de preguntas, pero no sólo: abre otras interrogantes, y a mucha gente de plano la deja varada frente a tremendos enigmas.

 

En cuanto a las preguntas a las que la ENIGH 2022 viene a dar respuesta, hay una que quisiera destacar. En este caso no sería atinado decir que es una pregunta que flota en el aire, porque más bien llevaba mucho tiempo brincando de mesa en mesa, planteándose en redes y circulando en miles de grupos de WhatsApp, porque, digamos, había llegado a instalarse como una constante en el ágora nacional: ¿las políticas públicas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador realmente están beneficiando a los más pobres? No es necesario descargar los tabulados, en los documentos de divulgación puede encontrarse la respuesta:

 

  • El ingreso corriente promedio fue de 21,231.66 pesos mensuales por hogar, lo cual significó un incremento de 4.6% respecto a 2018. Durante el mismo período, el aumento en el decil de los hogares más pobres fue mucho más pronunciado, del 19.9% —de 3,727.67 a 4,470.33 pesos mensuales—.
  • Entre julio de 2018 y julio de 2022, el ingreso por trabajo de los hogares más pobres aumentó en promedio 29% en términos reales.
  • En 2022, los hogares con más ingresos percibieron 15 veces más que los hogares con menos ingresos, lo cual muestra una espantosa desigualdad. Pero, la brecha se estrechó considerablemente en muy poco tiempo: en 2016 la diferencia era de 21 a 1.

 

La riqueza se está distribuyendo ahora de manera menos injusta. Los resultados de la ENIGH 2022 testimonian un cambio de tendencia —el empobrecimiento de los más pobres— y un avance en otra dirección —los pobres ganan 20.4% más que en 2016—.

 

 Por supuesto, también se difundieron datos que confirman lo que ya sabíamos y posibilitan detallar saberes. Por ejemplo, podemos corroborar que los hogares están empequeñeciendo y que la población envejece. El promedio de integrantes de los hogares en México es cada vez menor: pasó de 3.66 en 2016 a 3.60 en 2018, dos años después bajó a 3.55 y en 2022 fue de 3.43 miembros. En cuanto a la estructura por edad, los hogares cada vez se integran por menos personas menores de 15 años y más de 65 años y más: el promedio del primer grupo disminuyó de 1.00 en 2016 a 0.81 en 2022, y el segundo aumentó en el mismo lapso de 0.29 a 0.34 integrantes.

 

En cuanto a los ENIGHmas, sólo voy a mencionar uno. En julio de 2022 el ingreso corriente promedio para los hogares ubicados en el decil X, el más rico, ascendió a 66,898.67 mensuales. Mucho dinero, sobre todo si se compara con los 4,470.33 pesos mensuales que recibía un hogar del decil más pobre…, aunque el monto ya no parece tanto si se considera que en este decil están todos los hogares más acaudalados del país. Piénselo: en ese grupo se halla el hogar de Slim, el de Germán Larrea y el de Salinas Pliego, pero también el hogar de un matrimonio integrado, supongamos, por un médico que gane en promedio 40,000 pesos al mes y una licenciada que trabaje en la administración pública y perciba 30,000 pesos mensuales. Claro, en el mismo decil está el presidente, con su ingreso bruto ordinario de 175,511 pesos mensuales, y también los ministros de la Suprema Corte de Justicia —en 2023 cada uno se embolsa 578,270 pesos mensuales—, los boxeadores y futbolistas famosos, los actores y cantantes mejor pagados, en fin… ¿Cuál será la magnitud de la desigualdad entre los hogares agrupados en el decil X? ENIGHma.

            

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