Recuerdo perfectamente quién me recomendó leer esta novela: el sociólogo Gabriel Careaga. Siendo nuestro pofesor de Teoría Social I en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, nos espetó algo así como "Seguramente ninguno de ustedes ha leído Memorias de Adriano, de la Yourcenar... ¡Qué va!, si acaso leyeron un resumen del Pedro Páramo en la secundaria, y de ahí no han pasado". Luego explicó que se trataba de un texto fundamental para entender la cultura clásica, y que seguramente leerlo podría resultar más útil que un semestre de Ciencia Política... Careaga era un provocador, un lector voraz, culto, refinado, a quien le molestaba casi al punto del asco la vulgaridad intelectual de la gran mayoría de sus alumnos. Claro, al otro día me impuse como reto birlarme un ejemplar de aquella novela... Careaga, por supuesto, tenía razón.
Marguerite Cleenewerck de Crayencour, Marguerite Yourcenar para sus lectores (1903-1987), nació en Bruselas, Bélgica en 1903 y falleció en Estados Unidos en 1987. Mujer de letras, apasionada del lenguaje —fue la primera mujer que ingresó a la Academia francesa de la lengua—, escribió novela, teatro y poesía, y una sólida carrera como traductora —tradujo al francés a Virginia Woolf, Henry James y Yukio Mishima, autor japonés del cual era experta—.
Un acicate más para leer Memoria de Adriano: la traducción al español es de Julio Cortázar.
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