Paréntesis dominguero (mañana regreso a la lista de algarabía..., espero). Acabo de leer un par de obras de teatro de Hugo Hiriart (1942), dramaturgo y filósofo mexicano de inteligencia pantagruélica: La torre del caimán y Rosette se pronuncia. Ambas obras pensadas inicialmente, según explica el propio Hiriart en el prólogo del libro, para ser montadas con títeres. De las dos piezas, me quedo con La torre en el caimán, escrita en verso; una historia divertida, fina y, oculta en el humor, de alcance mítico.
Además, la edición de almadía es excelente, como todos los libros que han publicado últimamente.
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