En su más reciente libro, 21 lecciones para el siglo XXI, el
historiador Yuval Noah Harari describe la lastimera situación en la que se
halla buena parte de las élites liberales luego de que, sorpresivamente, ¡no se
acabó la historia!… y resultó que su modelo no era perfecto sino que está
haciendo agua por todos lados… ¿No les resulta familiar el retrato? ¿Cuántos
opinócratas no suenan así desde julio de 2018 en México?
No es extraño que las élites liberales, que dominaron gran parte del mundo en décadas recientes, se hayan sumido en un estado de conmoción y desorientación. Tener un relato es la situación más tranquilizadora. Todo está perfectamente claro. Que de repente nos quedemos sin ninguno resulta terrorífico. Nada tiene sentido. Un poco a la manera de la élite soviética en la década de 1980, los liberales no comprenden cómo la historia se desvió de su ruta predestinada, y carecen de un prisma alternativo para interpretar la realidad. La desorientación los lleva a pensar en términos apocalípticos, como si el fracaso de la historia para llegar hacia su previsto final feliz solo pudiera significar que se precipita hacia el Armagedón. Incapaz de realizar una verificación de la realidad, la mente se aferra a situaciones hipotéticas catastróficas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario