Saber
Al saber le encanta espulgarse el ombligo y, ensimismado, se anonada
mirando su propia imagen, su reflejo. En cambio, la ignorancia, distraída, padece
catoptrofobia —o eisoptrofobia—, miedo irracional a los espejos.
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Mientras el saber siempre es introspectivo, incluso narcisista
—Epistemología, Sociología del Conocimiento, Filosofía de la Ciencia, Historia
de la historia, Historia de las ideas, en fin…—, sabemos muy poco acerca de la manera
en la que funciona la ignorancia —v.g.:
carecemos de una Fenomenología del cretinismo, de una Sociología de la
ingenuidad, de una buena Historia del desconocimiento, en fin…—.
∞
Hasta la Historia es un producto histórico: nos interesa del pasado lo que
nos preocupa en el presente. Obviamente, con el olvido sucede lo mismo:
desatendemos del pasado no lo que no fue importante en su momento, sino los
asuntos que hoy no nos preocupan.
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La gente que sabe poco de historia es la que cree que la historia sirve
para no repetir los errores del pasado.
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La historia es una fábrica de ruinas.
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Con un mapa sin escala usted puede demostrar lo que quiera.
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Todo saber es apenas un mapeo de la realidad.
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La matemática, la estadística, la pasión por los datos duros, en fin, no
se oponen necesariamente con el pensamiento mitológico, antes bien actualmente
suelen fundamentarlo.
Economía
Considérese:
·
Abunda la riqueza.
·
Escasea el trabajo.
·
Abunda la gente.
Este embrollo podría
arreglarse nomás con lógica formal.
Atentamente, uno que no
forma parte de un grupo de expertos.
∞
Tómese nota: los expertos en Economía andan cada vez más escasos de
argumentos para poder ocultar que no tienen la menor idea de lo que está
pasando.
∞
— ¡Pero qué necedad de ese hombre! ¿¡Cómo que la Política es más
importante que la Economía!? ¡La Economía no se trata de palabrerías, la
Economía se trata de números y los números no mienten! ¡La Economía no entiende
de razones políticas!
— Tienes razón: la
Economía no entiende razones políticas… Ni razones políticas ni de ningún tipo:
la Economía no entiende razones porque la Economía no tiene entendimiento. La
Economía no es alguien, la Economía es algo, una abstracción.
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— ¡Qué el gobierno no meta las manos en el mercado!
— Somos los empresarios
los que generamos riqueza y damos trabajo a la gente.
— ¡Abajo el Estado
intervencionista!
…
— Oigan, no está
creciendo la economía.
— ¡El gobierno tiene la
culpa!
— Que el gobierno haga
algo, que intervenga!
— ¡El gobierno no está
mandando las señales adecuadas al mercado!
— ¡Activen la Economía!
∞
“El mayor error del pensamiento político es pensar [a los humanos] como
animales políticos. Lo he visto por los cuatro rincones: a la mayoría la
política les importa cuatro veces tres carajos y un carajo: trece” (Martín
Caparrós, El Interior).
Saciedad
Supongamos que el objetivo es NO bajar las escaleras. Supongamos que las
escaleras tienen 20 escalones. Supongamos que el primer presidente decidió que
la manera más inteligente de no bajar las escaleras era bajar siete escalones.
Supongamos que el segundo presidente, quien recibió el encargo parado en el
séptimo peldaño, remontó la escalera dos escalones durante el primer tercio de
su mandato, pero luego se cayó siete peldaños… El siguiente presidente, el
actual, entonces recibió el encargo malparado en el peldaño número 12, y no
pudo evitar trastabillar para quedar en el peldaño 13… Entonces, los expertos y
opinócratas de la realidad de la escalera, vociferantes, reportan: ¡el tercer
presidente es muy malo: mientras que el primer presidente, en su primer año de
gestión, se hallaba en el peldaño 1, y el segundo en el peldaño 7, ¡apenas en
el primer año de su gestión este señor ya se encuentra en el peldaño número 13!
∞
Tácticas de insidia machacona en las redes
·
Lance usted preguntas cuya
respuesta conoce perfectamente, con el puro afán de hacer creer que no hay
información sobre el asunto.
·
Mienta burda, palmariamente:
afirme que su oponente, pongamos el presidente de la República, dijo una
redomada estupidez o bien una perversidad digna del mismísimo Belcebú, y anexe
como prueba un video en el que aparezca el susodicho hablando de cualquier otra
cosa, en cualquier otro sentido. El video, entre más largo sea, será mejor. Eso
es todo, abundarán los que, sin abrir el video, ¡que flojera!, crean su
infundio.
·
Si la tendencia va en contra de su
enemigo, échese al agua y súmese al nado sincronizado, entusiasta, enjundioso,
sin pensarlo…
·
Si su enemigo es el Poder
Ejecutivo, acúselo de que pactó con los corruptos de la pasada administración
porque no han metido a nadie a la cárcel. Cuando metan a alguien a la cárcel,
acúselo de rencoroso y vengativo.
·
Eche mano continuamente del
prototipo narrativo bien conocido como
Pedrito y el lobo —usted deberá asumirse como Pedrito, se entiende—. Es
ingenuo pensar que algún día acabará hartando porque sus predicciones nunca se vayan
a cumplir: el futuro nunca llega, por definición.
·
Si su postura política más acabada
es el pesimismo a raja tabla, si detesta usted los cambios que se están
gestando, si está usted en contra de todo, no se abstenga de comentar buenas
noticias, pero por favor use la siguiente formulita: en los hechos tal cosa
(positiva), pero… obviedades, miedos,
augurios…
·
Si está usted absolutamente seguro
de que las cosas se dirigen hacia un destino negativo para usted y su grupo,
como tarabilla denuncie que en todo el país cunde lo contrario: la
incertidumbre.
·
Si el político a quien usted odia
es popular, acúselo de populista, ¡total!, casi suenan igual.
·
Difunda machaconamente sus
pequeñas inconveniencias cotidianas como una gran tragedia nacional; v.g.: el tiempo de espera de sus maletas
en el Aeropuerto da para reclamar “la terrible carencia de infraestructura
aeroporturaria para el desarrollo nacional”.
·
Atícele, insulte, descalifique, brame…,
cuando alguien le conteste, acúselo de peleonero, de salvaje, pero sobre todo de
andar polarizando la sociedad. Si le vuelven a contestar, tírese al piso,
victimícese.
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