Comienzo por la conclusión: el contrapesismo mexicano contemporáneo es un camuflaje de la nostalgia oligárquica.
¿Qué es? El contrapesismo no llega a ideología, tampoco a discurso, es sólo una faramalla, es decir, pura charla artificiosa encaminada a engañar —RAE, dixit—.
¿Qué dice? La faramalla contrapesista pretende demonizar a la mayoría democrática. Además, con su cantaleta lastimosa, trata de hacer parecer una víctima de un supuesto autoritarismo al conjunto de los grupos de poder que perdieron el gobierno en julio de 2018, conjunto en el que, mañosamente, cuentan a una entelequia que gustan llamar La sociedad civil. Porque, en efecto, el contrapesismo difunde la idea desquiciada de que la mayoría del electorado es opuesta a la sociedad civil.
Así que más vale dejar por escrito un par de obviedades:
1) Si una fuerza política gana la mayoría mediante el voto popular el resultado NO es antidemocrático.
2) El acuerdo democrático mayoritario no es un problema, por el contrario, es una situación ventajosa para un país.
En suma, el contrapesismo se ancla en una falacia; el acuerdo colectivo mayoritario no sólo no es malo, es deseable.
¿Quién dice? La faramalla contrapesista es enarbolada y difundida machaconamente por el PRIANrd y demás grupos político-empresariales agrupados en torno al señorito X. Ellos y sus voceros mediáticos, medios y opinócratas, son sus principales jilguerillos. Al contrapesismo se suma el aspiracionismo clasemediero, claro.
Por ejemplo, el caricaturista de Reforma Paco Calderón tuitea: “Sería interesante saber qué entiende este señor por democracia, ya que no cree en contrapesos, ni escucha a nadie, ni respeta la ley.” A ver… Los dichosos "contrapesos" son contrapesos a la mayoría, ¿cierto? Una mayoría compuesta, valga la redundancia, de muchos, no de algunos, menos de “nadie”. Luego entonces, ¿la fuerza mayoritaria no oye a la mayoría? Por lo demás, ¿el caricaturista critica que el presidente no “crea” en sus opositores?
Claudio X. González G. tuiteó: “La decisión en las urnas es entre una Rep. democrática con contrapesos y un orden constitucional.. o la Rep. Popular de liderazgo único a perpetuum [sic] y careciendo de inst. que aseguren el respeto a la ley, pues el único ley [sic] será la del líder y sus humores”.
Así que según este insigne activista resulta que la disyuntiva es o una “República democrática con contrapesos” o una “Rep. Popular de liderazgo único a perpetuum”… Pues no, una República puede ser democrática y organizada en torno a una mayoría fuerte con base en el consenso popular.
El contrapesismo no expresa una postura política, es una coartada.
El contrapesismo en México, hoy por hoy, es un discurso vacuo hasta la ingravidez. Contrapesismo sin peso.
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