– Ah, ya está aquí Franz –anunció al micrófono Enrique Dussel.

– ¿Ya empezó la conferencia? –pregunta una Janis Jopplin versión La Condesa que llega corriendo como si ahí estuvieran repartiendo las últimas entradas al paraíso.
– Apenas, lo presentó Dussel. Dijo que era el filósofo más importante de Latioamérica.
– Chido..., pero es alemán, ¿no?
En el recibidor, terminar de instalar un monitor para que los que ya no cupieron –y es que el Auditorio Che Guevara sigue tomado, caray– se enteren. Le acercan el micro a Franz y él suspira…
– Oye, se parece a Cascarrabias.., pero en buena onda –establece un descomunal pelón con una magnolia tatuada en el cráneo.

La razón mítica es una característica sustantiva del ser humano. En los albores del siglo XXI somos tan capaces de mitificar la realidad, como lo fueron los neolíticos que hace unos diez mil años comenzaron a sembrar la tierra. Más incluso: igual que los miles de bizantinos que la peste bubónica mató en Constantinopla hace quince siglos, hoy, supuestamente a las puertas de una calamidad global, necesitamos de respuestas míticas para dar sentido al mundo. Las requerimos, somos capaces de producirlas y lo hacemos efectivamente. Hinkelammert piensa que “el gran mito que sustenta la modernidad es el mito del progreso. Surge con la modernidad y le da su alma: su alma mítica”.
El problema no radica en que nos hayamos quedado sin mitos, el lío está en lo que se basan éstos. La modernidad gira en torno a un logos, la racionalidad, piedra angular de Occidente desde la Grecia Clásica. No se trata de cualquier racionalidad; es la instrumental, la cual opera en función del criterio de medio – fin, según un cálculo –en términos weberianios– de utilidad. Así, por ejemplo, arrasar con la selva amazónica puede resultar racionalmente útil, conforme a dicha racionalidad…; si sus resultados son monstruosos es ya esa harina de otro costal. La racionalización instrumental produce resultados irracionales, los cuales, globalizados, hacen insostenible el mundo. ¿Qué puede oponerse a la razón instrumental? No es el sentimiento, sino otro tipo de razón: la mítica, basada en el criterio vida – muerte. De ello trata precisamente Hacia una crítica de la razón mítica.
Con todo y sus casi ochenta años a cuestas, Franz traía cuerda para rato. Cuando salí del Aula Magna, Cascarrabias Peroenbuenaonda recitaba la Meditación XVII del Devotions Upon Emergent Occasions de John Donne (1572-1631):
La muerte de cualquier hombre me disminuye.
Porque soy una parte de la humanidad.
Por eso no preguntes nunca por quién doblan las campanas.
Están doblando por ti.
1 comentario:
Esto mismo es abordado por Max Horkheimer y Theodoro Adorno en "La dialéctica de la ilustración". Los alemanes en cuestión encuentran la simiente de la razón instrumental en Odiseo, el mítico héroe creado por Homero, rescatando el pasaje en que se hace atar al mastil del barco para escuchar a las sirenas sin sucumbir a sus llamados, mientras sus compañeros tapan sus oidos con cera.
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