Dios nos cubrió el cerebro con un cráneo
para que nadie mire en su interior.
¿Cómo se podría vivir sabiendo lo que el otro piensa?
Isaac Bashevis Singer
2:40 am: el insomnio volvió a ganar el pleito. Suspiras. Te levantas de la cama y, tratando de no hacer ruido, caminas al living. Prendes un cigarro. Prendes la computadora… Abres Chrome. Tecleas: “cómo le hago para…”, así, sin el signo de interrogación que abra la pregunta que no necesitarás cerrar antes de que Google complete la oración con las cinco búsquedas más frecuentes…:
… descargar música… recuperar mi cuenta de facebook… descargar videos… dormir… sacar mi rfcDesplazas el cursor a la penúltima opción. Cliqueas.
Minutos antes, la vecina del departamento 8, también insomne, escribió en la barra de búsqueda: “me siento…” Los algoritmos de Google terminaron de inmediato el enunciado:
… triste… sola… mal… tan solaLa gente busca guía en internet para resolver todo tipo de inquietudes, desde las más generales hasta las más específicas. ¿Cuáles son las consultas más frecuentes relacionadas con, pongamos por caso, la circunstancia de ser ciudadano de este país? Para averiguarlo, basta digitar “soy mexicano y…”:
… quiero trabajar en Canadá… quiero trabajar en Australia… quiero vivir en España… quiero vivir en ArgentinaLa diáspora como la esperanza generalizada; el anhelo nacional, salir corriendo…
En la introducción a su libro Everybody Lies: What the Internet Can Tell Us About Who We Really Are (Harper Collins, 2017), Seth Stephens-Davidowitz afirma: “El poder de los datos de Google es que la gente le cuenta al gigantesco motor de búsqueda cosas que no le diría a nadie más”. Cierto, e ipso facto desde la inmensidad del llamado big data es posible desplegar un espejo que nos destapuja a todos. “Después de googolear sobre la NFL y música rap, un hombre se toma un momento para preguntar en el motor de búsqueda: ‘¿Es normal soñar que uno besa a otros hombres?’” La búsqueda queda registrada. Ningún otro mecanismo tiene tal poder. Por ejemplo, esto es lo que los internautas en México han googoleado últimamente, al formular el planteamiento práctico “quiero saber cómo…”:
… hacer el amor… tú te fijes en mí… hacer un pacto con la san de la muerte… hacer bien el amor… hacer un testamentoEn su prólogo a Everybody Lies, el prestigiadísimo doctor Steven Pinker sostiene que ninguno de los métodos de los que dispone hoy la ciencia —tiempos de reacción, dilatación de la pupila, neuroimágenes funcionales, electrodos implantados, etcétera— proven una visión franca de la mente. “Si nos concentramos en medidas que son fácilmente cuantificables, como el tiempo de reacción a las palabras, o la respuesta de la piel a las imágenes, podemos generar estadísticas, pero apenas hemos rasguñado la textura compleja de cognición. Las metodologías más sofisticadas de neuroimagen pueden mostrarnos cómo un pensamiento se extiende en el espacio tridimensional, pero no pueden decirnos en qué consiste”. Por lado, el psicólogo experimental especializado en procesos de cognición y lenguaje acepta que indagar por medio del diálogo nunca alcanza: “las proposiciones en toda su enmarañada gloria multidimensional son muy difíciles de analizar para un científico”. Además, ¿a cuánta gente habría que entrevistar?, ¿de qué tamaño es una muestra realmente representativa? En contraste, el doctor Pinker se manifiesta entusiasta respecto a los hallazgos en la www: “Este libro aborda un método totalmente nuevo para estudiar la mente humana. La big data de internet y otras reacciones en línea… permiten un vistazo sin precedentes en la psique de las personas”. Everybody Lies… ofrece un panorama actualizado de las potencialidades alucinantes que la vida en línea nos depara: “En la privacidad de sus teclados, las personas confiesan las cosas más extrañas, a veces (como en los sitios de citas o las búsquedas de asesoramiento profesional) porque tienen consecuencias reales, otras veces precisamente porque no tienen consecuencias: la gente puede desahogarse de algún deseo o temor sin que otra persona real reaccione con consternación o peor”.
Como Pinker —“una y otra vez mis ideas preconcebidas sobre mi país y mi especie fueron revueltas”—, no paro de asombrarme. Un botón de muestra, acabo de realizar una pequeña exploración: a partir de su condición de edad, ¿sobre qué googlea la gente? Enseguida, solamente las primeras tres búsquedas:
Tengo
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Tengo
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15 años y
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quiero trabajar
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28 años
y
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nunca he tenido novio
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me mide 10 cm
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no tengo novio
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quiero bahar de peso
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tengo arrugas
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16 años y
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quiero trabajar
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29 años y
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nunca he tenido novia
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quiero tener relaciones
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|
no tengo novia
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||
me mide 12 cm
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|
nunca he trabajado
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||
17 años y
|
quiero trabajar
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30 años y
|
nunca he tenido novio
|
nunca he tenido novia
|
|
no tengo novia
|
||
no se me para
|
|
no tengo nada
|
||
18 años y
|
nunca he tenido novia
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31 años y
|
no tengo novio
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quiero una tarjeta de
crédito
|
|
soy virgen
|
||
nunca he tenido novio
un he besado
|
|
me siento vieja
|
||
19 años y
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nunca he tenido novia
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32 años y
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no tengo cartilla
militar
|
nunca he tenido
relaciones
|
|
nunca he trabajado
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||
no me sale barba
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|
quiero bajar de peso
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||
20 años y
|
nunca he tenido novio
|
|
33 años y
|
no tengo novia
|
tengo cuerpo de niña
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|
me siento viejo
|
||
tengo canas
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no sé qué hacer con mi vida
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21 años y
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nunca he tenido novio
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34 años y
|
vivo con mis padres
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no se me para
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|
me siento vieja
|
||
me duele el corazón
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quiero embarazarme
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22 años y
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nunca he tenido novio
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35 años y
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tengo acné
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soy virgen
|
|
quiero embarazarme
|
||
no tengo novia
|
|
no se me para
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23 años y
|
nunca he tenido novio
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36 años y
|
estoy embarazada
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mis padres me controlan
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|
no sé que hacer con mi
vida
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||
tengo arrugas en los
ojos
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|
quiero estudiar
|
||
24 años y
|
nunca he tenido novia
|
|
37 años y
|
estoy embarazada
|
me dicen señora
|
|
me siento vieja
|
||
me siento viejo
|
|
no puedo quedar
embarazada
|
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25 años y
|
nunca he tenido novio
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|
38 años y
|
estoy embarazada
|
quiero estudiar
|
|
me siento muy cansada
|
||
nunca he tenido
relaciones
|
|
quiero embarazarme
|
||
26 años y
|
nunca he tenido novio
|
|
39 años y
|
estoy embarazada
|
me dicen señora
|
|
no me baja la regla
|
||
vivo con mis padres
|
|
quiero embarazarme
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||
27 años y
|
nunca he tenido novio
|
|
40 años y
|
no puedo bajar de peso
|
no tengo novio
|
|
nunca he tenido novio
|
||
no se me para
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quiero estudiar
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Psicólogos, ¡a un lado! Sociólogos,
a trabajar que hay mucha tela de donde cortar.
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