Everyone’s worried about stopping terrorism.
Well, there’s really an easy way: Stop participating
in it
Noam Chomsky, Power and Terror.
Mataron
a quemarropa a nueve seres humanos. Gente indefensa. Tres eran mujeres adultas;
seis, menores de edad. Los asesinaron, calcinaron algunos cuerpos. Otros seis
niños quedaron heridos. El hecho ocurrió alrededor de la una de la tarde del
lunes 4 de noviembre pasado, en el camino de terracería que, serpenteando por
la Sierra Madre Occidental, une los poblados de San Miguelito y Pancho Villa, a
pocos kilómetros de La Mora, municipio de Bavispe, muy cerca del límite entre
Sonora y Chihuahua. Todos eran miembros de la comunidad mormona LeBarón. Todos
tenían doble nacionalidad, mexicana y norteamericana. Los ecos del suceso
retumbaron de inmediato por todo el país: la mediósfera y las redes se
enfocaron en el asunto y al día siguiente era nota internacional. La manera
hegemónica en que se editorializó lo acontecido fue: en México —en todo el país, a lo largo y ancho de sus dos millones
de kilómetros cuadrados—, el Narco
—no un grupo de homicidas sin identificar aún, no una determinada panda de
criminales, no un cartel, sino el
nebuloso y horripilante Narco— ha
vencido —apenas ahora, no desde hace varios años— al gobierno de López Obrador —no a las anteriores administraciones
federales, no a todos los órdenes de gobierno, mucho menos a toda la sociedad—.
La coda editorial: la estrategia —abrazos no balazos— no funcionó.
La
noche del miércoles siguiente tuiteé: “El único sentido que puedo ver en la
masacre de la familia LeBaron es terrorismo”. No afirmaba tajantemente que tal
fuera la explicación de lo ocurrido; apuntaba que no veía otra. En otras
palabras: señalaba que, con la información disponible, tal era la única
hipótesis verosímil que podía armar. Casi a botepronto, C., socióloga
avecindada en Querétaro, me respondió: “Cuando los responsables no dan la cara
y no dan una petición o motivo concreto no es terrorismo”. Sin intención de
debatir, sino simplemente de explicitar lo que quería decir, mi contestación
fue simple: copié y pegué la definición del vocablo terrorismo, según la RAE:
1. m. Dominación por el terror.2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.
La
colega no dejó ahí la cosa; amablemente me reconvino: “El terrorismo, como
categoría analítica, tiene sus discusiones para cada contexto. Mira lo que
andan diciendo algunos especialistas sobre la situación en México.” Agradecí la
recomendación, y allá fui… El texto —publicado en abril en las páginas de
opinión de El Universal— se titula “¿Hay terrorismo en México?”
Su autor, Mauricio Meschoulam, docente en la Iberoamericana, alerta que “… el
terrorismo, más que una categoría de violencia, es empleado como etiqueta
política para favorecer, respaldar o impulsar determinadas agendas”. Después
dedica algunas líneas a problematizar el concepto. Yo, por lo pronto, le
respondí a C.: “Digamos que, afortunadamente, los especialistas no son dueños
del lenguaje. Pueden acuñar nuevos conceptos, claro, pero no me parece que
convenga permitir que expropien palabras para construir una nomenclatura desde
la cual, precisamente, se enarbolen como especialistas”. A lo que ella respondió
con un afable dedito pulgar para arriba.
Terminé
de leer el artículo de Meschoulam, quien sostiene que “si bien es verdad que en
México difícilmente podemos hablar de terrorismo clásico, hay una gran cantidad
de ataques que se asemejan a esta clase de violencia en muchos sentidos”. Terrorismo clásico, ¿eh? Y luego propone
mejor hablar de “cuasi-terrorismo”. El académico luego menciona a otro experto,
Brian Phillips, investigador del CIDE, para quien, según entiende Meschoulam,
conviene mejor referirse a “tácticas terroristas”. Pues a buscar la sapiencia
del profesor Phillips…
En
un paper de 2015, Brian Phillips
aclara la cuestión (“What
Is a Terrorist Group? Conceptual Issues and Empirical Implications”, Terrorism and Political Violence, 27:2,
225-242). El lío no es tanto definir el terrorismo, sino a los grupos
terroristas. El concepto terrorismo se ha discutido a profundidad en la
academia; “los elementos clave en las definiciones ampliamente aceptadas
incluyen: a) violencia intencional; b) que la violencia se utiliza para
difundir miedo en un público amplio; y c) motivación política”. Con eso me
basta para refrendar lo dicho: el único sentido que puedo ver en la masacre de la
familia LeBaron es terrorismo. Y si es así, ¿cuál sería la motivación política?
Para dar una respuesta a esta pregunta, también hipotética, por supuesto, miro
hacia el Norte y me permito destacar una advertencia que hace Mauricio Meschoulam
en su texto arriba citado. ¿Qué significa que los gringos etiqueten a una
organización como terrorista? “… el uso
de esa etiqueta por parte de Washington no nos dice nada acerca de si este
cuerpo utiliza o no utiliza el terrorismo como táctica. Lo único que nos dice
es que la Casa Blanca tiene toda la intención de lanzar una ofensiva en contra
de esa agrupación y el país al que
pertenece [las cursivas son mías], lo que puede incluir desde medidas
económicas como sanciones, hasta acciones mucho más invasivas como operativos
en países extranjeros [sic] que son
justificados bajo la aplicación de leyes extraterritoriales”.
A
la mañana siguiente de la masacre de los LeBarón, el presidente Trump tuiteó: “Es
hora de que México, con la ayuda de los Estados Unidos, emprenda la GUERRA contra
los carteles de la droga y los elimine de la faz de la Tierra…” Ese mismo día, el
doctor Lorenzo Meyer sostuvo una interesante conversación
con Rubén Luengas; sobre el asesinato múltiple, el historiador dijo: “No hay
lógica en esto… ¿O quieren de plano desestabilizar más a México e involucrar a
Estados Unidos de manera más directa?” Desde tan pertinente cuestionamiento, me
permito redondear la hipótesis con una pregunta que quizá parezca un
trabalenguas: ¿y si estamos presenciando embates del terrorismo antiterrorista
que pretenden abrir la puerta al antiterrorismo terrorista?
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