Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

martes, 19 de noviembre de 2019

Terrorismo antiterrorista


Everyone’s worried about stopping terrorism.
Well, there’s really an easy way: Stop participating in it
Noam Chomsky, Power and Terror.

Mataron a quemarropa a nueve seres humanos. Gente indefensa. Tres eran mujeres adultas; seis, menores de edad. Los asesinaron, calcinaron algunos cuerpos. Otros seis niños quedaron heridos. El hecho ocurrió alrededor de la una de la tarde del lunes 4 de noviembre pasado, en el camino de terracería que, serpenteando por la Sierra Madre Occidental, une los poblados de San Miguelito y Pancho Villa, a pocos kilómetros de La Mora, municipio de Bavispe, muy cerca del límite entre Sonora y Chihuahua. Todos eran miembros de la comunidad mormona LeBarón. Todos tenían doble nacionalidad, mexicana y norteamericana. Los ecos del suceso retumbaron de inmediato por todo el país: la mediósfera y las redes se enfocaron en el asunto y al día siguiente era nota internacional. La manera hegemónica en que se editorializó lo acontecido fue: en México —en todo el país, a lo largo y ancho de sus dos millones de kilómetros cuadrados—, el Narco —no un grupo de homicidas sin identificar aún, no una determinada panda de criminales, no un cartel, sino el  nebuloso y horripilante Narco— ha vencido —apenas ahora, no desde hace varios años— al gobierno de López Obrador —no a las anteriores administraciones federales, no a todos los órdenes de gobierno, mucho menos a toda la sociedad—. La coda editorial: la estrategia —abrazos no balazos— no funcionó.

La noche del miércoles siguiente tuiteé: “El único sentido que puedo ver en la masacre de la familia LeBaron es terrorismo”. No afirmaba tajantemente que tal fuera la explicación de lo ocurrido; apuntaba que no veía otra. En otras palabras: señalaba que, con la información disponible, tal era la única hipótesis verosímil que podía armar. Casi a botepronto, C., socióloga avecindada en Querétaro, me respondió: “Cuando los responsables no dan la cara y no dan una petición o motivo concreto no es terrorismo”. Sin intención de debatir, sino simplemente de explicitar lo que quería decir, mi contestación fue simple: copié y pegué la definición del vocablo terrorismo, según la RAE:

1. m. Dominación por el terror.2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.

La colega no dejó ahí la cosa; amablemente me reconvino: “El terrorismo, como categoría analítica, tiene sus discusiones para cada contexto. Mira lo que andan diciendo algunos especialistas sobre la situación en México.” Agradecí la recomendación, y allá fui… El texto —publicado en abril en las páginas de opinión de El Universal— se titula “¿Hay terrorismo en México?” Su autor, Mauricio Meschoulam, docente en la Iberoamericana, alerta que “… el terrorismo, más que una categoría de violencia, es empleado como etiqueta política para favorecer, respaldar o impulsar determinadas agendas”. Después dedica algunas líneas a problematizar el concepto. Yo, por lo pronto, le respondí a C.: “Digamos que, afortunadamente, los especialistas no son dueños del lenguaje. Pueden acuñar nuevos conceptos, claro, pero no me parece que convenga permitir que expropien palabras para construir una nomenclatura desde la cual, precisamente, se enarbolen como especialistas”. A lo que ella respondió con un afable dedito pulgar para arriba.

Terminé de leer el artículo de Meschoulam, quien sostiene que “si bien es verdad que en México difícilmente podemos hablar de terrorismo clásico, hay una gran cantidad de ataques que se asemejan a esta clase de violencia en muchos sentidos”. Terrorismo clásico, ¿eh? Y luego propone mejor hablar de “cuasi-terrorismo”. El académico luego menciona a otro experto, Brian Phillips, investigador del CIDE, para quien, según entiende Meschoulam, conviene mejor referirse a “tácticas terroristas”. Pues a buscar la sapiencia del profesor Phillips…

En un paper de 2015, Brian Phillips aclara la cuestión (“What Is a Terrorist Group? Conceptual Issues and Empirical Implications”, Terrorism and Political Violence, 27:2, 225-242). El lío no es tanto definir el terrorismo, sino a los grupos terroristas. El concepto terrorismo se ha discutido a profundidad en la academia; “los elementos clave en las definiciones ampliamente aceptadas incluyen: a) violencia intencional; b) que la violencia se utiliza para difundir miedo en un público amplio; y c) motivación política”. Con eso me basta para refrendar lo dicho: el único sentido que puedo ver en la masacre de la familia LeBaron es terrorismo. Y si es así, ¿cuál sería la motivación política? Para dar una respuesta a esta pregunta, también hipotética, por supuesto, miro hacia el Norte y me permito destacar una advertencia que hace Mauricio Meschoulam en su texto arriba citado. ¿Qué significa que los gringos etiqueten a una organización como terrorista?  “… el uso de esa etiqueta por parte de Washington no nos dice nada acerca de si este cuerpo utiliza o no utiliza el terrorismo como táctica. Lo único que nos dice es que la Casa Blanca tiene toda la intención de lanzar una ofensiva en contra de esa agrupación y el país al que pertenece [las cursivas son mías], lo que puede incluir desde medidas económicas como sanciones, hasta acciones mucho más invasivas como operativos en países extranjeros [sic] que son justificados bajo la aplicación de leyes extraterritoriales”.

A la mañana siguiente de la masacre de los LeBarón, el presidente Trump tuiteó: “Es hora de que México, con la ayuda de los Estados Unidos, emprenda la GUERRA contra los carteles de la droga y los elimine de la faz de la Tierra…” Ese mismo día, el doctor Lorenzo Meyer sostuvo una interesante conversación con Rubén Luengas; sobre el asesinato múltiple, el historiador dijo: “No hay lógica en esto… ¿O quieren de plano desestabilizar más a México e involucrar a Estados Unidos de manera más directa?” Desde tan pertinente cuestionamiento, me permito redondear la hipótesis con una pregunta que quizá parezca un trabalenguas: ¿y si estamos presenciando embates del terrorismo antiterrorista que pretenden abrir la puerta al antiterrorismo terrorista?

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