Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

martes, 21 de octubre de 2008

Los faltantes

No he leído todos los libros que algarabía recomienda en su lista de los 50 libros que no te puedes perder. Eso tiene su lado bueno porque crece la lista de pendientes. Empezando por el que aparece en el octavo sitio, Drácula de Bram Stoker. Abraham Stoker, alias Bram Stoker (1847-1912), fue un escritor irlandés a cuya pluma se deben doce novelas, entre ellas la que más fama le dio, la historia de vampiros Drácula, una novela epistolar publicada por primera vez en 1897. Sé que la versión cinematográfica de F. F. Coppola es una respetuosa adaptación de la obra original –el guión es de James V. Hart–.

De Verne leí varias novelas, pero no la que aparece en la lista —20 mil leguas de viaje submarino—, y me temo que me la voy a ahorrar...

Tampoco he leído La invención de Morel, de hecho no he leído nada de Adolgo Bioy Casares (1914-1999). Sé que es un libro que hay que leer, pero he podido resistir la obligación sin sentimientos de culpa difíciles de torear..., es más, confieso que se me antoja más alguno de los libros que escribió a dos manos con su paisano y amigo Jorge Luis Borges, como Crónicas de Bustos Domeq. Para colmo, sucede una cosa curiosa con La invención de Morel, que su prólogo, escrito por Borges, suele ser más citado que la propia novela; y no es para menos, ya que en dicho texto, una perla, Borges deja anotadas algunas verdades fulminantes, y para muestra...: "Los [novelistas] rusos y los discípulos de los rusos han demostrado hasta el hastío que nadie es imposible: suicidas por felicidad, asesinos por benevolencia, personas que se adoran hasta el punto de separarse para siempre, delatores por fervor o por humildad..."

Me falta también El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa (1888-1935), y ¡cuidado!, Harold Bloom considera a este portugués, junto con Pablo Neruda, como el poeta más representativo del siglo XX. Es decir, hay que clavarle el diente.

El libro que aparece en el lugar 31 no sólo no lo he leído, tampoco sabía de su existencia, no tengo idea incluso de quién sea su autor: El guardián entre el centeno, J. D. Salinger. ¿Alguien sabe algo de este señor?

Sigue un trauma, una piedra en el zapato..., que además ya cala: Moby Dick de Herman Melville. Efectivamente, he faltado a una cita con el capitán Ahab. El caso es que me prometí leerla en inglés, y aunque al menos el primer paso ya lo di —hace cosa de año y medio merqué en oferta una edición bastante buena— he ido posponiendo su lectura. Al margen: para quienes no quieran o no puedan entrarle a la novela, la película de
John Huston, protagonizada por Gregory Peck (Moby Dick, 1956) tiene un ingrediente extra: el guión lo escribió Ray Bradbury.

La que sigue entre mis faltantes es también de un anglo, Henry James (1843-1916). De todos los libros de James, las editoras de algarabía recomiendan una novela corta,
Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw, 1898).

Y, bueno, aunque jamás he leído el Tartufo de Moliere, sí he la he visto montada un par de ocasiones, lo cual en el caso del teatro cuenta.


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