Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

martes, 16 de enero de 2024

Un mundo en riesgo

 

Everyone, deep in their hearts, is waiting for

the end of the world to come.

Haruki Murakami, 1Q84.

 

 

No hay manera de negarlo: el porvenir del orbe se ve muy feo y cercano, a tiro de piedra. La oligarquía mundial, gran responsable del desbarajuste planetario, lo reconoce así. El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) acaba de dar a conocer hace unos días su Global Risks Report. Se trata de la edición 19 del reporte, correspondiente al año 2024. El documento prospecta para el mundo un panorama incierto y plagado de retos. Destaca dos componentes contextuales: la aceleración vertiginosa del cambio tecnológico y la incertidumbre económica, a lo que hay que agregar dos crisis globales en marcha: el cambio climático y los conflictos geopolíticos. La pakistaní Saadia Zahidi, directora gerente y miembro del consejo en el WEF —ha sido la persona más joven en alcanzar esa posición— señala en el prefacio:

Las tensiones geopolíticas combinadas con el estallido de hostilidades abiertas en múltiples regiones están contribuyendo a un orden global inestable caracterizado por narrativas polarizadoras, erosión de la confianza e inseguridad.

Cierto, un montón de actores en conflicto, unos a punto de pasar a las agresiones militares y otros ya matándose entre sí.  Cierto, en medio de este escenario, y con la pandemia tan cerca —aunque nos empecinemos en olvidarla—, imposible sentirse seguros y confiados en el mañana. Aquí discrepo: referirse a “narrativas polarizadoras” es culpar de alguna manera a las dichosas narrativas, como si no se hablara de los problemas desapareciera los problemas, y no: la realidad misma es la que está efectivamente polarizada. 

Continúa la economista:

Al mismo tiempo, los países luchan por mitigar los impactos de fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes, a medida que los esfuerzos y recursos de adaptación al cambio climático se quedan cortos ante el tipo, la escala y la intensidad de los eventos climáticos que ya están sucediendo.

Tal cual. Si bien no presenta ninguna revelación, ninguna noticia para quienes tengan ojos para ver, sí que conviene subrayar la tácita y lamentable aceptación que puede leerse en el diagnóstico que hace la directiva del WEF: las acciones que se han tomado para mitigar el cambio climático no son suficientes y seguirán siendo insuficientes. Triste admisión: los ricos del mundo seguirán quemando el planeta con tal de seguir concentrando más y más riqueza en cada vez menos manos, mientras que los estados nacionales y los organismos internacionales seguirán tratando de atenuar el colapso. ¿Atenuar el colapso? ¿Eso es posible? Pues no.

Las presiones del costo de vida siguen carcomiendo, en medio de una inflación y tipos de interés persistentemente elevados y una continua incertidumbre económica en gran parte del mundo.

Conviene analizar la afirmación. Desde la perspectiva del WEF los factores que provocan “incertidumbre económica” son “presiones del costo de vida”, “la inflación” y “tipos de interés elevados”. No se habla de escasez de comida o de medicinas o de problemas en la producción, ni siquiera de problemas de desabasto por la manera en que se han complicado las rutas del comercio internacional. El lío está en el dinero y su manejo.

La señora Saadia Zahidi cierra el párrafo:

Los titulares desalentadores no tienen fronteras, se comparten habitualmente y de forma generalizada, y una sensación de frustración con el status quo es cada vez más palpable. En conjunto, esto deja un amplio margen para que riesgos en aceleración, como la desinformación y la información falsa, se propaguen en sociedades que ya han sido debilitadas política y económicamente en los últimos años.

Sí, el tsunami diario de malas noticias. Pues no podía esperarse otra cosa, ¿no es cierto? Es evidente que el orden de las cosas no está funcionando, es palpable que, dicho con toda propiedad, la cosa está que arde. ¿Pero son la desinformación y la información falsa las culpables de que el mundo se perciba tan tremendamente embroncado? Hasta donde alcanzo a ver, no: todo indica que el mundo está realmente en serias contrariedades. Si en México vivimos una situación en la que desde hace casi seis años los medios tradicionales se han empecinado en hacer creer a sus audiencias que vivimos el fin del país, el apocalipsis a cuenta y cargo del malvado López y la 4T, en la mediósfera mundial más bien se ha banalizado la gravedad del momento histórico que nos tocó vivir a nivel global. No es que no se difundan las malas noticias con “titulares desalentadores”, es que se difunden junto con una plétora de tonterías, a través de los mismos canales, con el mismo peso… Para que la gente pueda dimensionar el asunto, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declara: “La humanidad ha abierto las puertas del infierno”. Y no exagera. La declaración se difundió, apareció en los noticiarios alrededor del mundo…, pero apenas por un rato, como todas las demás notas, chispas que en un santiamén son sustituidas por otros informes, sin importar su trascendencia.

En el documento del WEF se asegura que están ocurriendo también “cambios sistémicos” en tres ámbitos:  geopolítico, demográfico y tecnológico. ¿Y qué podemos esperar? Difícil no recordar la retórica echeverrista en su respuesta: “Las próximas condiciones globales no necesariamente serán mejores o peores que las anteriores, pero la transición no será sencilla”.

El Global Risks Report expone las preocupaciones de la oligarquía internacional, con base en lo que define y percibe como riesgos: “El informe destaca los resultados de nuestra Encuesta Anual de Percepción de Riesgos Globales, que reúne la inteligencia colectiva de casi 1,500 líderes mundiales de la academia, los negocios, el gobierno, la comunidad internacional y la sociedad civil. También aprovecha las ideas de más de 200 expertos temáticos…” Líderes y expertos de la comunidad internacional, ajá… En efecto, el mundo que está en riesgo es ese que ellos han construido y quieren mantener a toda costa, a sabiendas que es, justamente, insostenible.

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