Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

domingo, 17 de enero de 2016

Om Ben

En la historia secular de la persona hay principio y fin.
En cambio, las naciones no tienen
nacimientos claramente identificables
y sus muertes, si ocurren, nuca son naturales.
Benedict Anderson.


Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism (Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo) de Benedict Anderson (1936-2015) comenzó a circular hace poco más de treinta años, y ciertamente no ha perdido vigencia. Por el contrario, conforme pasa el tiempo el ensayo ha trascendiendo a varios campos de las humanidades y su ascendiente en tanto marco conceptual puede constatarse en muchos estudios relevantes. Un botón de muestra: el libro de historia más vendido por amazon a lo largo de 2015 en México y en otros países del orbe fue De animales a dioses, de Yuval Noah Harari (Debate. México, 2014. Primera edición en inglés, 2013), una breve historia de la humanidad que en mucho recupera el concepto de comunidades imaginadas construido por Anderson. La primera edición del influyente libro de Benedic Anderson fue publicada por Verso Books en Nueva York en 1983. Desde hace unos días, en su sitio web la editorial anglosajona difunde un obtuario escrito por una de las últimas personas tuvieron la oportunidad de conversar con el doctor Anderson: un novelista cuarentón indonesio.

Eka Spin Binder Kurniawan nació en 1975, en Tasikmalaya, una pequeña ciudad de Java Occidental. Estudió filosofía en la Universidad Gadjah Mada, en Yakarta, y se gana la vida como columnista, diseñador gráfico y guionista, aunque también ya comienza a recibir regalías en dólares. Hasta ahora ha publicado tres novelas, varios cuentos cortos, comics y ensayos. Algunos de sus libros ya han sido traducido del indonesio a algunos idiomas europeos; en inglés, su obra comenzó a darse a conocer en buena medida gracias al profesor Benedict Anderson, quien sugirió que Eka es el sucesor de Pramoedya Ananta Toer (1925-2006), autor del retablo narrativo El cuarteto de Buru, y con mucho el escritor indonesio más relevante de la literatura contemporánea. En el prólogo que escribió para la traducción al inglés de la novela Lelaki Harimau (Man Tiger o Tigre Macho, en español), de Eka Kurniawan, Anderson apunta: 
Lo más emocionante de la historia de la literatura es que no tiene ninguna teleología y su avance no es impulsado por el carro del progreso. Los escritores más originales surgen como meteoritos inesperados. ¿Quién habría podido predecir la llegada de Sófocles, Virgilio, Lady Murasaki, Cervantes, Melville, Lu Xun, Shakespeare, Proust, Gogol, Ibsen, García Márquez o Joyce? Todos ellos son, en cierto sentido, el producto de sus épocas y, en otro, del desarrollo de las lenguas en las que fueron educados. Pero, aunque son incontables los demás autores que vivieron al mismo tiempo y hablaron los mismos idiomas, ninguno escribió nada memorable. Su educación no puede explicar su aparición. Tampoco sus lazos familiares; sus antepasados y descendientes rara vez muestran talentos literarios. Eka Kurniawan, sin duda el mayor escritor vivo originario de Indonesia de novelas y cuentos, es un meteorito inesperado.
Al doctor Benedict Anderson sus amisgos, colegas y alumnos le decían Ben. Eka Kurniawan lo llamaba Om Ben, tío Ben. La muerte alcanzó a Anderson el domingo 13 de diciembre del año pasado, y apenas el miércoles de la semana anterior había cenado con Eka, en Tebet, al sur de Yakarta. En su obituario, el escritor indonesio recuerda la generosidad del profesor de Cornell, su buen sentido del humor y algunas de sus fobías culinarias, pero sobre todo agradece lo mucho que el académico hizo por difundir su obra, desde la traducción de un par de cuentos hasta impulsar la publicación de Tiger Man por Verso Books:
En nuestra última reunión, me contó que estaba escribiendo una autobiografía. Ojalá que podamos leer algún día su biografía. Por lo menos, hay mucha gente que puede contar la historia de su vida y de sus encuentros intelectuales. Tuve la tentación de llevar a nuestra última cena sus libros, en inglés y las traducciones al indonesio, para que me los firmara. Pero en el último segundo decidí no hacerlo, reacio a molestarlo. Sólo quería verlo, cenar con él y tener una conversación tranquila. Para mí, el legado más significativo de tío Ben sigue siendo lo que recuerdo de él.
Los editores de Verso lo han corroborado, Benedict Anderson estaba trabajando en su autobiografía, que incluso ya tenía título, uno bastante adecuado para su trayectoria de estudioso del nacionalismo desde una historia personal para la cual su nacionalidad no fue marcada ni por su lugar de nacimiento (China) ni por su ciudadanía (irlandesa) ni por el país en el cual desarrolló su vida productiva (Estados Unidos), y en cambio tal vez sí por el que escogió para estudiarlo y entenderlo (Indonesia): A Life Beyond Boundaries (Una vida más allá de las fronteras). Y sí, el aliento le alcanzó para terminar sus memorias y el último libro de Ben Anderson saldrá a la venta en julio próximo.

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