Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

sábado, 1 de julio de 2017

Ciudad-estadio

Indicio

Una pesquisa está avanzando si uno se ve obligado a formular cada vez más preguntas. Las certezas, azolve del entendimiento, sólo se van dragando apartándose de la tierra firme del lugar común. La barca de la duda desazolva, pero no conoce puerto.


Duda

¿Qué demonios es una ciudad?


Desazolve


En el extremo occidental de la península de Anatolia, a menos de sesenta kilómetros del mar Egeo, se localizaba la ciudad de Magnesia del Sípilo. El asentamiento fue fundado por expedicionarios griegos de Tesalia, en un territorio que tiempo atrás, a mediados del siglo XIV a. C., había tenido presencia hitita. “Según la tradición, las ciudades de Magnesia del Meandro y Magnesia del Sípilo fueron instauradas al mismo tiempo por soldados del ejército de Agamenón, después de la Guerra de Troya. Se trata de las únicas ciudades importantes establecidas tierra adentro del Egeo durante la migración helénica hacia Anatolia de finales del segundo milenio a. C.” (John Freely, The Western Shores of Turkey. Tauris Parke, 2004). Cuenta Estrabón en su Geografía que, al establecer las Magnesias, los tesalianos contaron la ayuda de colonos cretenses, por lo cual ninguna de las dos ciudades fue considerada como integrante de la Liga Jónica. Al transcurrir de los años y dados los violentos empujones usuales entre los hombres, Magnesia del Sípilo fue parte de los imperios aqueménida, macedonio, seléucida, romano, bizantino, de Nicea y otomano. Actualmente, en donde estuvo Magnesia del Sípilo se halla una pujante ciudad turca: Manisa.


Durante la última década del siglo pasado, gracias a la bonanza económica suscitada por la instalación de maquilas, Manisa se triplicó. Hoy viven ahí poco más de trescientas mil personas; en términos poblacionales es una urbe similar a Tehuacán, Puebla. Más o menos el doble de la gente que vive en Manisa habita en la ciudad de Oaxaca de Juárez.

Los (mal) llamados Alebrijes de Oaxaca lidian por ascender a la primera división del fútbol mexicano. De local, el equipo juega en el Estadio Tecnológico. Inaugurado en 2016, el recinto tiene capacidad para 17 mil espectadores.


Según el sitio especializado stadiumdb.com, la casa del conjunto oaxaqueño ocupa el lugar 17 entre los mejores estadios del mundo. En el primer escaño figura el Vodafone Park, un estadio turco. El inmueble, con un aforo para 41 mil almas, es sede de las Águilas Negras del Beşiktaş, un popular equipo profesional de fútbol.

El Vodafone Park está en Estambul, la ciudad más poblada de Turquía —15 millones de habitantes—, apenas a unos metros del Bósforo, del lado europeo de la ciudad. En Manisa, compartiendo el estadio 19 de Mayo, juegan dos clubs de la Súperliga turca, el Manisaspor y el Akhisar-Belediyespor. Cuando a alguna de estas escuadras le toca enfrentarse con el Beşiktaş de Estambul, su hinchada se desplaza unos 450 kilómetros al norte por la carretera 881.


Para ir más lejos, hace más 2150 años, de la misma ubicación debió de haber partido, no con rumbo norte sino hacia el oeste, un tal Pausanias, de quien muy poco sabemos además de que escribió diez libros de viajes, conocidos todos con un título genérico: Descripción de Grecia. “Debido a sus citas frecuentes a la zona del monte Sípilo, se le conjetura una proveniencia jónica…, en especial de Magnesia de Sípilo. Se han vertido ríos de tinta en ajustar las fechas tanto de su biografía como de su perigenesis, y por acuerdo unánime se acepta que aproximadamente en la década de los sesenta del siglo II d. C. emprendió su escritura, y que cumplido el 174 continuaba en ella…” (Jorge García Sánchez, Viajes por el Antiguo Imperio romano. Nowtilus, 2016). Al refierirse a Panopea (Libro X), un poblamiento localizado en la región de Fócide, Pausanias establece algunos criterios para determinar si un asentamiento debe ser considerado o no una ciudad: “Desde Queronea hay veinte estadios [600 pies por estadio] a Panopea, ciudad de los fócidos, si uno puede dar el nombre de ciudad a la que no posee ningún edificio de gobierno, ningún gimnasio, ningún teatro, ningún ágora, en donde no hay agua que descienda a ninguna fuente…” Retóricamente, Pausanias niega que Panopea haya tenido los atributos para considerse una ciudad. Para hacerlo, no trae a cuento el criterio que la mayoría de nosotros usaríamos, esto es, el del tamaño del asentamiento, medido no en cuanto al espacio que ocupa sino por la cantidad de gente que lo habita.

— ¿Es grande Calvillo?

— ¿El municipio de Aguascalientes? 

— La cabecera municipal…

— En 2010 tenía 19,742 habitantes, pero si le sumamos la gente de La Panadera, El Cuervero y Ojocaliente, que están pegados, más de 30 mil.

Pausanias preguntaría si la localidad tiene edificios públicos, fuentes y sobre todo un ágora en la que sus ciudadanos se reúnan. Y nosotros deberíamos escatimar entonces a Calvillo la condición de ciudad, dado que, si bien tiene un parque de béis, carece de un estadio, lo que quizá es el ágora/theatron moderno. 


En Zacatepec, Morelos, en donde radican si acaso unas 45 mil personas cuenta desde hace años con el famosísimo “Coruco” Díaz, un estadio en el que cabría la mitad de su población —24 mil espectadores—. En cambio, Martínez de la Torre, Veracruz, que no tiene estadio, es una población mucho más grande: el censo de 2010 contó más de 60 mil habitantes, y si consideramos a la gente de Independencia, la cifra se eleva a más de 75 mil.


Y hay que considerarlos: si el enrome estrecho del Bósforo que separa Europa de Asia no hace de Estambul dos ciudades distintas, ¿por qué habríamos de aceptar que el moribundo río Filobobos sea suficiente para separar a Martínez de la Torre de Independencia?



La barca de la duda no llega a puerto, toma impulso: ¿dónde termina una ciudad? 

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