Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

lunes, 22 de julio de 2024

Envidia de pantis

  

Cinco años después de La interpretación de los sueños, apareció la primera edición de otra de las más importantes obras de Sigmund Freud: Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad (1905) —curiosamente, en el listado de los cien libros del siglo XX que realizó Le Monde no se considera al primero y sí al segundo—. Si bien en este libro el neurólogo austriaco introduce varios conceptos clave del psicoanálisis, no hace referencia alguna al concepto de “envidia del pene”. La primera alusión explícita ocurrirá tres años más tarde.


[El psicoanálisis puso fin al cuento de hadas de la infancia asexual]


En su ensayo Sobre las teorías sexuales infantiles (1908), Freud alude la teoría —especulación— que tienen los infantes de que tanto niños como niñas tienen un pene. “Esta última idea era la que traía consigo mayores consecuencias, de las que a su vez se hace una primera mención en estas páginas —explica James Strachey—: la importancia atribuida al pene por los niños de ambos sexos, las secuelas del descubrimiento de que uno de los sexos carece de él —la aparición en las niñas de la ‘envidia del pene’”. En dicho texto, Freud sostiene:

En la niña pequeña se puede observar fácilmente que comparte por entero aquella estimación de su hermano. Desarrolla un gran interés por esa parte del cuerpo en el varón, interés que pronto pasa a estar comandado por la envidia.

En escritos posteriores el fundador del psicoanálisis desarrollará más a fondo el concepto —ciertamente uno de los más polémicos de su teoría—.

Pocos años antes, quien se convertiría en el famoso pintor alemán-suizo Paul Klee (1898-1940), siendo un niño de tres o cuatro años experimentó una desazón distinta, de la que no lo salvó poseer un miembro viril:

Mis primeras impresiones de la belleza de las niñas fueron muy precoces y, a la vez, extremadamente intensas. Lamenté mucho no ser una niña para poder usar bragas blancas con adornos de encaje (The diaries of Paul Klee1898-1918).

Envidia de pantis… o si prefieren de bragas, pero no de calzones —panti es braga y braga es la “prenda interior femenina e infantil, que cubre desde la parte inferior del tronco y tiene dos aberturas en las piernas”, mientras que un calzón es la “prenda de vestir con dos perneras, que cubre el cuerpo desde la cintura hasta una altura variable de los muslos”, para hombres y mujeres—.


[Paul Klee, Portrait Sketch ‘Aunt and Nephew’, 1915]

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