Un blog apasionado, incondicional y sobre todo inútil sobre esos objetos planos, inanimados, caros, arcaicos, sin sonido estereofónico, sin efectos especiales, y sin embargo maravillosos llamados libros.

domingo, 28 de septiembre de 2025

Heterotopías

  

Utopía

 

En su libro The Story of Utopias (1922), Lewis Mumford apunta que la palabra utopía actualmente alude tanto a los sueños más disparatados de la esperanza humana y de la imaginación desbordada, como a los programas más racionales de transformar, con inteligencia y trabajo, las instituciones, la sociedad y hasta la condición imperfecta del ser humano. En lo utópico cabe lo deschavetado y lo razonable. Tomás Moro (1478-1535), quien acuñó el vocablo, era consciente de este doble sentido. Incluso, para que sus lectores captaran la paradoja, la evidenció en un cuarteto que lamentablemente suele obviarse en las ediciones modernas de Utopía. Los versos están escritos en latín y comúnmente se editan con el título “De Utopia” o aparecen simplemente como un epigrama. Esta es la versión más comúnmente aceptada:

Utopia priscis dicta ob infrequentiam,

Nunc civitatis aemula Platonicae,

Fortasse vocandum Utopia,

Eutopia, nam sic ego nunquam mea.

Que al español podríamos traducir…

Utopía, llamada así por los antiguos debido a su rareza,

Ahora rival de la ciudad platónica,

Quizá no deba ser llamada Utopía,

Sino Eutopía, pues así nunca sería mía.

 

 

Eutopía

 

El cuarteto no es un adorno, es la condensada declaración de la intención de toda la obra. Moro advierte desde el principio que su Utopía es ambivalente. Por un lado, es un “No-lugar”, una quimera, una sátira que no debe tomarse al pie de la letra porque es esencialmente irrealizable. Por otro, es un modelo ideal, un “Buen lugar”, contra el cual contrastar los defectos de las sociedades europeas de su tiempo para inspirar reformas. Moro no inventó eutopía —del griego εὖ (eu), “bueno”, “bien”, y τόπος (tópos), “lugar”— como un concepto independiente, sino como contraparte del juego de palabras con utopía para evidenciar el carácter paradójico de su libro. A lo largo de más de quinientos años de historia, utopía se posicionó como una palabra de uso común, absorbiendo ambos significados, el lugar ideal y el lugar irreal, mientras que eutopía quedó relegada al cajón de las curiosidades eruditas. Con todo, el término resulta útil para la clasificación de los mundos ficticios, de mundos estrella, sumándose a la triada si consideramos su antónimo directo: distopía.

 

 

Distopía

 

La palabra distopía se forma con el prefijo griego δυσ- (dys-), “malo”, “difícil” o “anormal” —también presente en otras tantas palabras, como disfuncióndistorsióndiscrepancia…—, y la raíz -topía (-τόπος, -tópos), “lugar”. Así que distopía se refiere a un lugar indeseable, opresivo o de degradación social. Muchos afirman que el filósofo y economista británico John Stuart Mill (1806-1873) fue el primero que echó mano del término, dystopia en inglés. En 1868, en un discurso ante la Cámara de los Comunes, criticó la política del gobierno irlandés diciendo: “No puede ser llamado gobierno utópico, sino todo lo contrario, distópico o cacotópico. O quizás sea demasiado halagador llamarlo gobierno; sería más apropiado denominarlo anarquía”. En efecto, como antípoda de utopíacacotopía —del griego kakós, “malo”— era el término generalmente utilizado —la primera aparición que se tiene documentada data de 1715, en la revista británica News from the Dead—.

 

 

Heterotopía

 

Pocas semanas antes de las elecciones de 2018, en Distopía 2018 —un texto publicado en estas mismas páginas— decía yo: Concebir y representar a detalle una utopía es utópico. Distopía y utopía son las dos caras de la misma moneda: “no hay tal lugar”, para usar la fórmula de Quevedo. Si una utopía o una distopía aparecieran cartografiadas en un mapa de este mundo dejarían de serlo: ambas son, como la idea de infinito, definibles, pero indescriptibles, de representación irrealizable…  

 

En cambio, en 1967 —Des espaces autres, una conferencia dictada en el Círculo de Estudios Arquitectónicos—, Michel Foucault acuñó un concepto para referirse a lugares muy de este mundo: heterotopía. Las heterotopías son lugares físicos reales, concretos y localizados, que también son “contraespacios”, sitios que funcionan como contra-emplazamientos, “utopías realizadas” que obedecen a reglas diferentes a las de otros lugares de la sociedad. Son lugares que representan, impugnan o invierten los espacios normativos. Son lugares de crisis o desviación: espacios que dan cabida a individuos o situaciones que se desvían de la generalidad —por ejemplo, hospitales, prisiones, velatorios…—. Su función y significado no son estables, cambian históricamente —v. g.:  cementerios—. En las heterotopías ocurre una yuxtaposición de espacios incompatibles: unen múltiples espacios reales o simbólicos —cines, teatros, estadios…—. Dan lugar a heterocronías porque rompen con el tiempo lineal —museos, bibliotecas, consultorios de psicoanálisis…—. Posibilitan experiencias intermedias entre lo real y lo irreal —elevadores, vagones, túneles…—. Funcionan mediante sistemas de apertura y cierre: están aislados, pero pueden ser accesibles conforme ciertas reglas específicas.

 

Resulta iluminador que el adjetivo heterotópico en medicina se utiliza para describir una condición en la cual un tejido, órgano o estructura del cuerpo se halla localizado fuera de su posición anatómica normal, pero sigue funcionando.

 

El pensador francés dice que el barco es la heterotopía por excelencia porque es un “pedazo flotante de espacio”, un lugar sin lugar inequívoco, que vive por sí mismo y está cerrado sobre sí mismo, pero al mismo tiempo está expuesto a la infinitud del mar. El barco funciona como un espacio aparte, autónomo, que se mueve de puerto en puerto, uniendo lugares fijos. Es un lugar que concentra imaginación y aventura.

 

Así, entre lo que no existe, lo que debería existir, lo que no quisiéramos que existiera y lo que existe de otra manera, los distintos -topoi dibujan el mapa imposible de la imaginación humana. Utopías/eutopías, distopías, y heterotopías son brújulas mentales para orientarnos en la relación entre los espacios que soñamos, los que tememos y los que realmentehabitamos. El desafío quizá siempre sea el mismo: descubrir el mundo.

 

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