… penetrar cosas secretas y ocultas
a base de elementos poco apreciados o inadvertidos,
de detritos o “desperdicios” de nuestra observación.
Sigmund Freud, El Moisés de Miguel Ángel
1898
Según James Strachey, la primera vez que Sigmund Freud escribió el término der Familienroman, “la novela familiar”, fue en una carta dirigida a su amigo Wilhelm Fliess fechada el 20 de junio de 1898.
Todos los neuróticos crean la llamada novela familiar (que se vuelve consciente en la paranoia); sirve por un lado a la necesidad de autoengrandecimiento y por otro como defensa contra el incesto.
1908
Freud desarrolló el concepto de novela familiar en un ensayo que debió de escribir en 1908. Inicialmente, aparecería publicado como un agregado del libro de Otto Rank El mito del nacimiento del héroe. No sería sino hasta las posteriores ediciones que el texto sería titulado: La novela familiar del neurótico. Arranca así el padre del psicoanálisis: “En el individuo que crece, su desasimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas, del desarrollo”. Sin entrar en sus detalles, basta decir que el planteamiento de Freud es que, para ello, la novela familiar constituye un conjunto de fantasías mediante las cuales el sujeto modifica imaginariamente su vínculo con sus progenitores, elaboraciones fantasmáticas con las que el niño construye un relato alternativo sobre su propio origen.
1963
El galardón más importante de la literatura italiana es el Premio Strega. Lo han merecido, por ejemplo, Cesare Pavese, Alberto Moravia, Primo Levi, Umberto Eco… En 1963 la ganadora fue la palermitana Natalia Ginzburg (1916-1991), por Lessico famigliare. En la nota autoral con la que inicia la novela, ella advierte:
Todos los lugares, hechos y personas que aparecen en este libro son reales. Nada es ficticio… Al escribir, sentía tan profunda intolerancia por cualquier invención, que no he podido cambiar los nombres verdaderos.
Y, efectivamente, en Léxico familiar el lector se encontrará a personajes tan reales como Leone Ginzburg, Camilo Olivetti, Cesare Pavese… Más adelante, en la misma nota, Natalia Ginzburg dice:
… este libro, aunque haya sido extraído de la realidad, debe leerse como se lee una novela, es decir, sin pedir más, ni tampoco menos, de lo que una novela puede ofrecer.
1986
Bajo el sello editorial Giulio Einaud apareció en 1986 la primera edición de Mitti emblemi spie de Carlo Ginzburg, libro en el que incluye el ensayo “Indicios. Raíces de un paradigma de inferencias indiciales”. Su tesis central es que hacia fines del siglo XIX surgió un paradigma epistemológico basado en cierto tipo de inferencias: ni inductivas ni deductivas ni abductivas, sino inferencias a partir de indicios. El historiador italiano considera que el origen del paradigma epistemológico de inferencias indiciales se remonta al tiempo en que los humanos dependíamos de la caza y la recolección: “La acumulación de innumerables actos de persecución de la presa le permitió aprender a reconstruir las formas y los movimientos de piezas de caza no visibles, por medio de huellas en el barro, ramas quebradas...”, esto es, de indicios. Inferir a partir de indicios se basa en la capacidad de “remontarse desde datos experimentales aparentemente secundarios a una realidad compleja, no experimentada en forma directa”.
1939
En abril de 1939, en Turín, nació el primogénito de Natalia Levi y Leone Ginzburg, Carlo Ginzburg. Natalia publicaría tres años después su primera novela, El camino que va a la ciudad, con un seudónimo: Alessandra Tornimparte. En la primera reedición del libro ya usaría su nombre de casada, Natalia Ginzburg, con el que firmaría a partir de entonces todas sus obras, incluyendo Léxico familiar.
1897
También según Strachey, en la carta a Fliess del 24 de enero de 1897, Freud, aunque no utiliza aún el término, alude ya a los elementos fundamentales que después conformarían la novela familiar. Freud estudiaba el tema de la brujería y observó que en la paranoia (y posteriormente en todos los neuróticos) aparecía una fantasía típica relacionada con la influencia decisiva de la figura paterna ligada al ideal, y con la creación de mitos genealógicos tendientes al “extrañamiento de la familia”. Los indicios que Freud apunta en la carta son varios: el tema del linaje y la descendencia, la familia propia que aparece como extraña, la idealización paterna, la megalomanía y los mitos genealógicos que llevan a la fantasía de un origen excepcional, la función defensiva contra el reconocimiento de realidades incómodas…
1874
Carlo Ginzburg sostiene que “el conocimiento histórico, como el del médico, es indirecto, indicial y conjetural”, basado en “vestigios, tal vez infinitesimales, que permiten captar una realidad más profunda, de otro modo inaccesible”. Uno de sus tres ejemplos del paradigma del conocimiento a partir de indicios es el método de Giovanni Morelli. Entre 1874 y 1876, bajo el seudónimo de Iván Lermolieff, proponía un sistema para la atribución certera de cuadros antiguos. Frente a la práctica habitual de basarse en los rasgos más evidentes de una obra, fácilmente imitables, Morelli sostenía que “hay que examinar los detalles menos trascendentes e influidos por las características de la escuela pictórica a la que el pintor pertenecía: los lóbulos de las orejas, las uñas, la forma de los dedos de manos y pies”. Al catalogar escrupulosamente tales detalles formales e inconscientes, que el artista ejecutaba de manera automatizada y que un copista pasaba por alto o reproducía con dificultad, Morelli podía identificar la “mano” única del maestro y distinguir así los originales de las copias fraudulentas.
1914
El método psicoanalítico que Freud desarrolló a lo largo de toda su obra se apoyó sistemáticamente en lo que Carlo Ginzburg denomina paradigma indiciario. Freud reconoció explícitamente esta influencia en su ensayo El Moisés de Miguel Ángel (1914), donde estableció la conexión entre su método y el del crítico de arte Giovanni Morelli:
Mucho antes de que pudiera yo haber oído hablar de psicoanálisis vine a enterarme de que un experto en arte, el ruso Iván Lermolieff [Giovanni Morelli]… había provocado una revolución en las pinacotecas de Europa... Habían alcanzado ese resultado prescindiendo de la impresión general y de los rasgos fundamentales de la obra, subrayando en cambio la característica importancia de los detalles secundarios, de las peculiaridades insignificantes, como la conformación de las uñas, de los lóbulos auriculares, de la aureola de los santos y otros elementos que por lo común pasan inadvertidos... Yo creo que su método se halla estrechamente emparentado con la técnica del psicoanálisis. También ésta es capaz de penetrar cosas secretas y ocultas a base de elementos poco apreciados o inadvertidos, de detritos o 'desperdicios' de nuestra observación…
2025
Como Freud en 1897, como Natalia y Carlo Ginzburg, sigo tanteando en busca de sentido entre detalles minúsculos: las palabras que heredé, los gestos que repito, las historias que me cuento para explicarme de dónde vengo. La verdad no siempre se encuentra en lo visible, sino en las costuras, en los márgenes, en lo que parece una nadería, incluso también en las soluciones de la fantasía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario